jueves, 19 de octubre de 2017


PARECE MENTIRA

Wilson A. Acosta S.
“Y siempre ha sucedido que el amor no conoce
sus propias profundidades hasta la hora de la
separación”
Gibran Jalil Gibran

Después de la partida de mi hijo
Siento la voz querida de ni padre que susurra
-Al verme tan maltrecho y tan herido-
Monsergas a mi oído…
Lo siento en mi pulso Y en mi sangre
Lo siento cabalgar todas las noches
En los tristes caminos de mis sueños
Dando aliento a la rosa con su aliento
Consolando los múltiples recuerdos
Que fluyen sin control
Tu hijo va conmigo – me confiesa-
Y me lo muestra tan alegre y sano
Sobre sus alas blancas refulgentes
Asido a sus brazos y a su alma
Cual medalla de luz colgada de su frente.
Aferrado a su nieto en un vuelo de amor
¡ sin amarguras!

Es que mi padre es un Ángel… y
cuando mis lágrimas derramo incontenidas
Me mira, y al mirarme me declara conmovido
Con su voz sosegada:
Hijo mío, la vida no termina… Pues,
ese misterio que llamamos muerte
Es un parto de luz hacia lo eterno
Que es preciso sufrir para seguir viviendo!


De repente mi corazón despierta, y sus rosas
silentes y dolidas
Animadas por sus mágicas palabras
recobran su color…
¡Oh papá, eres mi Ángel! Desde la
inmensidad del cielo con tu carga de amor
calmas mi duelo
Y consuelas mi íntimo dolor.



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