sábado, 14 de julio de 2012


. Juan de Dios de Vargas

Wilson A. Acosta S.

Siempre oí a mi padre hablar con orgullo de la familia
“de Vargas”, originaria de Azua. Así lo afirmaba él.
Azua,ciudad cabecera de aquella grande y antigua é histórica provincia del mismo nombre, que comprendía entonces más allá de sus límites actuales, el territorio de todas estas otras provincias que hoy comparten el Sur profundo.

Según sus relatos ésta familia poseyó sus fundos entre El Cachón Seco, El Memiso y El Estero de la Común de Neiba.´ Aseguraba mi padre, haber escuchado de su abuelo y de su padre el episodio en que perdió la vida Juan de Dios de Vargas en los tiempos de la lucha patriótica contra la anexión de la república, convertida por la consumación de este desgraciado acontecimiento en una provincia de España.

Juan de Dios de Vargas, hermano de su bisabuelo Julián de Vargas progenitor de Teresa de Vargas Chanlatte, quien casó con Juan Antonio Acosta Pérez, procreando una familia de trece miembros, entre ellos, Evaristo Acosta Vargas y Rafaela Acosta Vargas, el primero su padre y la segunda madre de mi abuela materna Patria María Leyba. Tanto se insistió en la historia que despertó en mí más que curiosidad, un profundo y real interés por develar el oculto motivo, de la que según su criterio fue una inmerecida y triste suerte que tronchó la vida al lejano pariente.

Evidentemente víctima de la irracionalidad y torpeza de una inhumana decisión hija de las pasiones desbordadas de la época.

El fusilamiento criminal de Juan de Dios de Vargas, me decia con vehemencia, se sumó a la lista de los tantos errores que restaron adhesiones y ocasionaron arrepentimiento de familias enteras, que en principio apoyaron la causa de la Patria en nuestro lejano Sur.

De no ser por los testimonios escritos encontrados en mi detenida investigación, que al rastrear los hechos históricos fueron dándole fundamento y veracidad a la tradición oral de la familia, hubiésemos creído que se trataba de un mito. De una de esas historias hijas de la fantasía, hilvanadas por el sentimiento primario familiar, en una de esas noches llenas de misterios y memorias ancestrales, en la obscura aldea, junto a leños encendidos del enorme fogón, donde se hervía el aromático café, cosechado en las cumbres de Panzo, costumbre que nuestros antepasados trajeron desde el viejo mundo en su repleta alforja cultural.

Me inspiró incredulidad aquella parte de la historia que aseguraba que Juan de Dios de Vargas protestó con valor contra la injusta sentencia y ofreció a cambio de su vida ”pagar su peso en oro” convencido de que el oro era el interés primordial de sus acusadores y por tanto de la condena sumaria e inapelable que pendía sobre él.
¿Tendría visus de realidad la posibilidad de aquel pariente de mi padre para pagar un gran rescate en oro a cambio de su vida?

Luego comprendí, que su posición económica y sus posesiones agrícolas, le perdieron ante la codicia de sus verdugos. Éstos lo despojaron de sus bienes materiales y también le arrebataron la vida. Su cercana parentela con el Prócer Coronel Matías de Vargas también le perjudicó.
Don Sócrates Nolasco, uno de los grandes comentadores de la historia que ha parido el Sur, biógrafo y defensor a ultranza del General Pedro Florentino no pudo callar el crimen que conmovió la sociedad en aquellos días aciagos y trata de justificarlo dando como ciertas las falaces acusaciones presentadas en su contra por Florentino y Ángel Félix (Liberata) señalándolo como simpatizante pro-español, y en su afán de presentar a Florentino como un calumniado llega a afirmar que “Vicente el Neibano”, otra de sus víctimas fusilado en Azua tras juicio sumario, sin aporte de pruebas, sin derecho a defensa pero con una larga hoja de servicios prestados a la patria que le avalaba como ciudadano ejemplar y Juan de Dios de Vargas, perseguido y apresado en Neiba y luego conducido a San Juan por el Coronel Manuel Félix (a) Cabuya, eran una misma persona, arguyendo que ¡los enemigos de Florentino lo convirtieron en dos para aumentarles los muertos al General.!

No existe memoria oral ni escrita que insinúe siquiera a Juan de Dios de Vargas como apodado” Vicente el Neibano” , si así hubiese sido, su familia que a través del tiempo y las generaciones sucesivas mantuvo vivo su recuerdo junto al repudio y la indignación por el crimen perpetrado en su contra, lo hubiera confirmado. Lo que sí es cierto “que a partir de mil ochocientos sesenta y tres aparecían hombres de un patriotismo enfermo cuya pasión fanática hizo que muchos llegaran a lamentables excesos invocando la causa de la Patria”.

Pero nosotros sí hemos encontrado un contundente mentís para esta farsa en la propia obra titulada: “EL General Pedro Florentino y un Momento de la Restauración”. En la página ciento sesenta y nueve bajo las declaraciones de María Josefa Sánchez, viuda del General Zoilo Mesa, fechada en San Juan el 29 de marzo del 1938: sic.” que cuando él (Florentino) dejó a San Juan y cuando ocuparon esta población fuerzas españolas, fusiló o hizo fusilar a numerosos prisioneros entre los cuales había un Neybero por cuyo rescate enviaron dinero.
Pedro Florentino tomó el dinero y ordenó sin embargo que fusilaran al prisionero así como a los demás en la “Urca” lugar que dista dos o tres kilómetros de San Juan”. Entre estos infortunados prisioneros se hallaba Juan de Dios de Vargas cuya familia cumplía la promesa héchale a sus captores canjeando su vida por oro.
Está históricamente establecido que “Vicente el Neibano” fue fusilado en Azua bajo la protesta del Prócer General Dionisio Reyes que entendió de lo injusta de la condena, además, porque este hombre que era uno de sus compañeros, que permanentemente se jugaba la vida junto a él en los campos de batallas desde 1844, no era un traidor. En cambio Juan De Dios De Vargas, víctima de robos y marotas, en sus posesiones de Neiba por protestar dichos abusos fue acusado de colaborador con los españoles. Acusado y apresado por Manuel Félix (Cabuya) y conducido por él desde Neiba a San Juan por ante Pedro Florentino.

La familia “de Vargas “, pertenece a la leyenda. Así lo atestiguan sus méritos adquiridos en buena lid. Su protagonismo en los hechos y acontecimientos bélicos que afianzaron la creación de la República. Su participación relevante en las luchas partidarias a favor del caudillo rojo buenaventura Báez a cuya bandera y liderazgo se aferró coherente hasta el final de la carrera política del líder al término de la gran guerra de los seis años que devastó al suroeste del país en fiera lucha fratricida. Su participación positiva a favor de la revolución liberal y progresista del Cibao en el 1857.
Su férrea oposición y repudio permanente al General Pedro Santana que tuvo su máxima expresión en el levantamiento revolucionario del Coronel Matías de Vargas en Azua en el año 1859 alzamiento revolucionario que acabó en forma trágica con el fusilamiento del Coronel Matías de Vargas y algunos de sus familiares y amigos, al no producirse las adhesiones esperadas de las fuerzas anti-santanistas y anti- anexionistas, debido a los celos de los caudillos de la zona, que aunque afines a la causa se disputaban el protagonismo político y militar.
Como un ejemplo de lo antes dicho, veamos al general Pedro Florentino que no obstante ser seguidor de Báez, enemigo acérrimo de Santana, que lo acusó tantas veces de apoyar las marotas de sonsaca y pro-haitiano...Más, su ambición no le permitió aceptar que otro dirigiera o iniciara la rebelión contra Santana y sus planes de anexión.

Matías de Vargas, que pagó con su vida su oposición a Santana y a sus planes de anexión fue también un soldado de febrero que recorrió los caminos del Sur desde Azua hasta Neiba, San Juan y Las Matas, El Cercado y todo el litoral fronterizo en los afanes de la Patria por su independencia. Esta familia víctima de los desafueros de Santana fue luego victima de Pedro Florentino el implacable perseguidor de sus enemigos personales o políticos.

Creo importante consignar aquí, que en su trabajo de investigación histórica publicado en el Boletín General de la Nación de enero-abril del año 1944 ´no.32-33 titulado “Mención de Próceres de la Restauración “, Luis E. Alemar dice lo siguiente al referirse al Coronel Matías de Vargas: “estuvo en la batalla de azua en 1844 y tomó parte en casi todas las campañas del Sur contra las huestes invasoras haitianas, con el grado de Teniente Coronel. Para enero del 1846, era Comandante de Armas de la Común de Neiba. Alcanzó el grado de General “. pg., 141.

En la guerra restauradora se dio una situación muy particular. Algunos Generales Jefes actuaban de manera independiente. No obedecían al mando unificado de la revolución. Otros además practicaban el pillaje y el bandolerismo. Un ejemplo de esto lo vemos cuando el General Luperón después de ser nombrado Jefe de las Operaciones del Sur decide enviar al Coronel Tiburcio o Norberto con cinco compañías a Bonao. Estando ya en Bonao el Coronel Tiburcio llega el General Perico Salcedo confinado por “turbulento, arbitrario, desobediente y bandido”.

Se une al Coronel Tiburcio que ignoraba la condición de castigo de ese General. Al otro día ya unido a la tropa le dijo al Coronel Tiburcio: “Usted es Coronel, pero yo soy General y soy quien debe mandar la tropa. De aquí en adelante, todos los que encontremos son españoles, es decir enemigos, a quienes debemos matar confiscando sus intereses! Conmigo el pillaje es libre! Y a los que se opongan los fusilo, porque estamos haciendo patria y con algo debemos recompensar nuestro trabajo y sufrimientos”. La tropa lo vitoreó y el Coronel Tiburcio quedo relevado del mando.

Igual, Pedro Florentino sembró el terror en el sur, ordenó y ejerció el pillaje y fusiló a amigos y enemigos. Acusó a sus enemigos personales y a sus adversarios políticos de pro-españoles. Desacreditó con sus acciones la causa restauradora en todo el Sur por lo que sus hazañas guerreras frente a las huestes españolas perdieron el brillo y el reconocimiento que hubiesen merecido ante sus contemporáneos y ante la posteridad. El fue de los que confundió la sangrienta campaña de la restauración con otra de las tantas guerras y rebatiñas civiles que destrozaban el país.

Es indudable que Pedro Florentino y Aniceto Martínez junto a otros importantes jefes del Baecismo iniciaron en el Sur la revelión contra la anexión a España llamando y poniendo sobre las armas las reservas de las guerras por la independencia en Neyba, Barahona, San Juan, El Cercado, Las Matas de Farfán y demás poblaciones fronterizas y en una brillante carrera de triunfos tomaron a Azua llegando hasta San Cristóbal. No obstante, en una actitud de vacilación inexplicable decidieron no seguir hasta la capital dando oportunidad a las fuerzas contrarias para reponerse de la sorpresa, organizarse y propinarle una derrota definitiva.

De acuerdo con lo expresado por Sócrates Nolasco en su obra citada precedentemente “Florentino no se pudo reponer de esa derrota, convirtiéndose en un ser amargado, alcohólico, dedicándose a las más inicuas tropelías contra los indefensos pobladores del Sur proclamándose el Rey Cristóbal de Haití”…..” Ciego de fanatismo, su furor fue temido de los adversarios y de los pacíficos ciudadanos. El espanto y el hambre fueron señores de la comarca.”
Y prosigue el historiador” El General Pedro Florentino tiene dos historias, en principio yo solo conocía la historia negra”….

El Sur estaba ya cansado de soportar a Pedro Florentino que sembraba el terror por donde quiera que pasaba”... Él, que había conocido momentos de gloria liderando la guerra restauradora.
Él, que ya antes había rendido su cuota de sacrificio en las batallas libradas a partir de febrero del 1844 por la separación. Este hombre fue repudiado y abandonado, perdiendo el favor y la admiración de sus compañeros de armas por su final comportamiento indigno y cruel en complicidad con el asesino de su propio hijo Capitán Santo Domingo Florentino, acogiéndolo a su lado, no obstante la sangre derramada, como amigo y lugarteniente.

En la página no.170 de su obra “El General Pedro Florentino un Momento de la Restauración” Don Sócrates Nolasco anota lo siguiente:” el matador del Capitán Santo Domingo, afirma el restaurador Gregorio Félix fue el Coronel Cabuya, primo del General Ángel Félix y familiar del mismo Gregorio Félix que sirvió a sus ordenes durante la Restauración y que era miembro de la misma familia. A otras personas les he oído decir que Cabuya dio muerte al hijo del general Florentino y que éste era tan desnaturalizado que después de eso lo tomó junto a él en la guerra contra España”. Sic

El señor Rosendo Prevost con 96 años de edad en entrevista dada a S. Nolasco el 28 de marzo del 1938, dice, fragmento:” Luis Ernesto Florentino le pregunta. ¿Qué parentesco tenemos con el General Florentino? resp. ¿Qué Florentino? ¿El malo ese que me mandó preso a Santiago y quiso matar a mi padre y por el que tuvimos que irnos a Cuba? ¡Ningún parentesco!”

Fue en ese momento de la historia de nuestro país que las fuerzas comandadas en el Sur por el General Florentino se llenaron de descrédito tanto en Bani como en Azua, en Neiba y en San Juan, estremeciendo de horror la población con el fusilamiento de muchos de sus mejores hijos entre ellos Juan de Dios de Vargas, que protestó y repudió aquellos actos cometidos por fuerzas derrotadas y deshonradas “que creían tener derecho para arrebatar y arrebataban Arreando reses ajenas hacia la frontera agenciándose recursos mediante actos indecorosos”……

Tras la comprobación de la ocurrencia de estos actos a Florentino se le destituyó del mando del Ejército del Sur. Lo sucedió en el puesto el General Juan de Jesús Salcedo. Luego, el general Ramón Matías Mella pasó al Sur y posesionó al general Manuel María Castillo en su lugar. Florentino se refugió en Haití donde murió asesinado por uno de sus antiguos compañeros de armas: el Coronel Juan Rondón.
Toda la memoria histórica que hemos consultado coincide en afirmar que Juan de Dios de Vargas era un Neybero de prestigio, con una gran posición económica, dueño de crianzas en los sitios comuneros del Memiso y El Estero. Que su casa fue refugio para el necesitado. Respetado...Representativo de la región. Patriota y político, que accionó junto a su ilustre pariente Matías de Vargas heredando de él las buenas y malas querencias de amigos y enemigos.
Juan de Dios de Vargas participó en la batalla de cambronal junto al General Francisco Sosa. Apoyó la revolución liberal y progresista del Cibao en 1857. Como político obediente firmó el pronunciamiento de Neiba, a favor del gobierno provisional que presidiría Santana, del 1ero de agosto del año1858. Participó en la revuelta de Azua y más tarde al ser sofocada la rebelión del General Domingo Ramírez, Jefe de los Ejércitos de la Frontera Sur para 1860´, le fue conmutada la pena de muerte, que se le impuso por su participación en las rebeliones en contra de Santana, por la de cinco años de prisión y la prohibición perpetua de vivir en la provincia de Azua. “Acto de benevolencia política” que practicaba Santana después de aplastar inmisericorde a sus enemigos.

Dicen que Juan de Dios de Vargas aceptó resignado el confinamiento…..Tomando el viejo camino que conduce al Cibao por San José de Ocoa en pos de preservar su vida y esperar el momento propicio para su regreso y su activa inserción en la lucha contra Santana y los españoles. puesto que, como es sabido el movimiento restaurador fue sustentado fundamentalmente sobre la base del Baecismo en toda la geografía sureña. Estos, unidos a los Santanistas arrepentidos y al grupo de los ideales de la pura y simple, el Partido Febrerista de Duarte, Sánchez y Mella, enfrentaron a las huestes españolas y al ejército de criollos fieles seguidores de Santana.

OBRAS CONSULTADAS:
1.- El General Pedro Florentino y un momento de la Restauración. De Sócrates Nolasco
2.-Notas Autobiográficas y Apuntes Históricos´. Gral. Gregorio Luperón
´3.- Anexión y Guerra de Santo Domingo. Gral. José de la Gándara
4.-Historia de la Dominación y Última Guerra de España. Ramón González Tablas
5.- Historia de la Restauración. Pedro Archambault.
6,-Documentos para la Historia de la Rep. Dom. E. Rodríguez Demorizi vol.2
7.- La Guerra de la Restauración. Juan Bosch.
8.- Santana y los Poetas de su Tiempo. E. Demorizi.
9.- Gregorio Luperón Biografía Política, Hugo Tolentino Dipp.
10.- Pablo Mamá. Freddy Prestol Castillo.
11.- La Evolución Histórica de Barahona. José Robert
12.- Boletín del Archivo General de la Nación. Num.32-33
Edición Conmemorativa. 1844-1944.
13.- Historia emocional de Neiba. A. Sosa Ley