martes, 22 de enero de 2013




DUARTE EN EL BICENTENARIO DE SU NACIMIENTO
Wilson A. Acosta S.

El 26 de enero del año 2011 publicamos un artículo en este mismo sitio, nuestro blog, dedicado al padre de nuestra nacionalidad Juan Pablo Duarte y Diez titulado “DUARTE PADRE DE LA PATRIA.” En dicho trabajo realizado con mucho fervor, sin ninguna pretensión literaria ni de amplios conocimientos históricos, decíamos que: “El ejemplo de vida de este ilustre dominicano ha de servir de guía a todas las generaciones.” En el comentaba su entrega, su humildad y su sincero desinterés por la gloria personal, que lo indujo al auto-exilio antes que verse inmerso en la vorágine de los planes antipatrióticos al que el inevitable acontecer político arrastró con pasión a muchos de los hombres que junto a él crearon y juraron defender el sueño de la “Pura y Simple,” sueño, que para él constituyó un valor inviolable que no le permitió inmiscuirse, sino repudiar, esas querellas fratricidas inspiradas en el interés grupal, dado que su interés se identificó siempre con el servicio y el amor a la Patria. Su respeto por la ley y la legitimidad de las instituciones lo hizo renegar del acceso al poder por medios que no fuesen los que establecieran la constitución y las leyes que habría de votar la naciente república.

Dije también en aquel trabajo sobre el patricio, que ciertas mentes preclaras dedicadas a escribir sobre Duarte lo hicieron con tanta veneración y lo idealizaron tanto, que quizás sin proponérselo lograron convertirlo en una figura etérea, alejada por mucho del verdadero hombre, del calificado soldado de la patria que en realidad fue. Esto hizo muy difícil el camino para que el común de los dominicanos conociésemos la definición y dimensión humana de su personalidad, de su liderazgo y de su entereza como precursor y líder indiscutido del movimiento independentista de nuestra nación, y propició además que ignorásemos su accionar en el terreno físico social e ideológico que se vivió para su época, y el por qué, de su enfrentamiento con Santana y otros personajes que a la postre como una cruel paradoja, terminaron reposando junto a él en el altar de la Patria.
Tanto ha sido el olvido, que aun se discuten los verdaderos rasgos de su fisonomía. Algunos lo confunden con el retrato importado de un Lord Inglés.

Ha llegado el momento de la desmitificación de los héroes que en el discurrir de la historia del desarrollo social y humano de nuestras naciones han servido de cobijo y fortaleza, bajo cuyo predicamento moraron las aspiraciones de hombres y mujeres patriotas que anduvieron tras la concreción de la nacionalidad y la consiguiente fundación de un país independiente, anti-colonialista democrático y liberal, regido por leyes justas, sin discriminación. DUARTE es el precursor de una obra maravillosa que sin lugar a dudas aun no ha comcluido y que está plasmada en su excelente proyecto de constitución y en los altos conceptos vertidos por él en su ideario.

Nuestros héroes, nuestros mártires, nuestros maestros fueron ayer, lo son hoy, y lo seguirán siendo “hombres de carne y hueso” con sus pasiones con sus debilidades y con sus limitaciones, igual que todos los demás seres humanos.

A diferencia. de que estos hombres se elevan por encima de las urgencias y aspiraciones personales dedicándose a la lucha por el bienestar y las necesidades de la comunidad, atentos siempre al mejor futuro de la nación, tomando en sus manos ese estandarte que el destino les reserva, y que solo han de soltar con su desaparición física. José Martí, Simón Bolívar y nuestro Duarte son ejemplos de esos hombres excepcionales en América.

Estamos convencidos de que una gran parte de la culpa de la distorsión, que ha operado en el pensamiento de la mayoría de los dominicanos, que mal define al padre de la Patria, verdadero hombre hacedor de historia, se debe al concepto mítico con que se nos ha descrito por nuestros historiadores de ayer y parte de los de hoy, por lo que se hace necesaria la rectificación, tomando como base los documentos de la época y los excelentes trabajos de historiadores contemporáneos y darlos a conocer al pueblo llano ávido de un real encuentro con el verdadero y único padre de nuestra nacionalidad. DUARTE, durante esa larga y obscura noche que significö para nosotros la ocupación haitiana fue quien nos soñó !libres e independientes!

Hoy a doscientos años cumplidos de su glorioso nacimiento se hace impostergable también la aclaración de lo que ha sido tergiversado intencionalmente, ocultándose la verdad histórica para poder fabricar héroes, presentando a Duarte como un débil, pusilánime, de indefensa personalidad, concediéndole únicamente la calidad de un pensador, soñador, ideólogo de la nacionalidad y de la independencia, pero incapaz de acciones viriles y de actitudes guerreras y de mando.

JUAN Pablo Duarte fundo la Trinitaria en el año 1838 y en seguida inició una febril actividad a favor de la causa, enfrentando con valor los peligros que representaba su decisión en contra del Estado haitiano que nos comprendía como una especie de departamento o provincia, y que lo persiguió con saña convencido de que él constituía la cabeza del movimiento clandestino por la independencia. Para hacer más fácil su actividad separatista Duarte ingresó a la Guardia Nacional Haitiana, se capacitó militarmente y se alió a los revolucionarios haitianos que en 1843 derrocaron, con una revolución liberal llamada "La Reforma" el gobierno de Jean Pierre Boyer. Por su importante participación en esa aventura, DUARTE fue ascendido a Teniente Coronel de la guardia nacional haitiana.

¿No fue el Patricio a su regreso después de proclamada la republica recibido triunfalmente al grito de? ¡SALVE, PADRE DE LA PATRIA!!
¿No fue designado jefe de la plaza militar de la capital de la república por la Junta Central Gubernativa?

¿No fue Don Tomás Bobadilla y Briones primer presidente de la Junta Central Gubernativa quien firmó el decreto que designo a Duarte general del ejército libertador dejando así implícito el reconocimiento del gobierno provisional su primacía en los eventos de la lucha por la independencia?

Fueron Juan Pablo Duarte, Pedro Alejandrino Pina, Juan Isidro Pérez la línea dura del nacionalismo radical en aquellos momentos de gloria y sacrificio, mientras que a Mella y a Sánchez, un poco más moderados pero igual de meritorios, más conciliatorios y pragmáticos frente a las dominantes y apabullantes fuerzas nacionales conservadoras, las más poderosas social y económicamente de la nación, les tocó realizar aquel acuerdo político desigual. Esa manifiesta desigualdad fue la razón por la cual a partir de la proclamación de la república el conservadurismo tomó el poder iniciando la persecución de los trinitarios considerados radicales nacionalistas , calificándolos de enemigos de la paz. Envolviendo en una nebulosa de falsedades la personalidad de un hombre que vivió y murió sin lugar a dudas fiel a su ideal anti-colonialista, añorando ver una patria libre y soberana para felicidad de todos los dominicanos.

¿ No fue una parte de los hombres dirigentes de la guerra de la Restauración los que recelando del patricio ,que como un soldado más regresó de su exilio en Venezuela a ponerse a las ordenes de la Patria, y considerándolo como un posible contrincante a sus aspiraciones a la presidencia de la república, decidieron mediante artilugios nuevamente extrañarlo del territorio nacional? No olvidemos, que las huestes del Baecismo y del Santanismo arrepentido conformaban el grueso del ejército y de la dirigencia en esa gesta.

Duarte estuvo siempre presente en los momentos estelares que se escenificaron en la república antes y a partir de su proclamación, fue el temor a su inconmovible convicción nacionalista y anti-colonialista lo que lo condenó a sufrir el martirio de ser rechazado y extrañado del país por las fuerzas sociales que en aquella época representaban el conservadurismo más extremo y cuyo ideal se concretaba a la separación de los dominicanos del pueblo haitiano, para luego atarnos a Francia, a España o a los Estados Unidos de América o a Inglaterra.

El Doctor Santiago Castro Ventura en su obra “Duarte en la proa de la Historia” Premio Nacional de Historia José Gabriel García”, nos presenta una faceta del Duarte desconocido distinto del que aparece en El Cristo de la Libertad de Joaquín Balaguer o en la obra de Pedro Troncoso Sánchez, nos dice, que el patricio fue calificado por personalidades extranjeras de:” joven radical anarquista” y a su proyecto se le calificó de: “disparatoso”. la iglesia arremetió contra él y sus ideas llegando al extremo de que el Arzobispo Portes Infante emitió una pastoral amenazando con excomulgar, y excomulgó, a todo el que se opusiera a los dictados del presidente Santana y a su dictadura en el preciso momento histórico que el dictador ordenaba el apresamiento y la deportación de Duarte “.

Fueron estos los peores enemigos de Duarte, los que denunciaron al gobierno haitiano sus actividades conspirativas, los que aspiraron la separación pero no la independencia, acusándolo de traidor a la Patria.

En el trabajo publicado por el distinguido escritor Andrés L. Mateo en ALMOMENTO.NET titulado” EL OTRO DUARTE” el 17 de enero del presente año, expresa lo que a continuación transcribimos:
¿Por qué es sobre las grises viñetas de la vida de este hombre que se levanta la Patria? ¿Quienes tejieron el esfumato humano que describe su cólera?
¿Allí, donde el martirio sustituye al acto, el azar al destino, los lúgubres graznidos del desconsuelo al entusiasmo alborozado de soñar un país, no había, acaso, un hombre condolido, un ser humano concreto, descojonado sobre el dolor?

Y prosigue:” Para los hombres de mi generación, JUAN PABLO DUARTE era un lampo, y debió haber sido un trueno. Es un quejido y debió ser un portazo estentóreo. Es casi una lágrima y debió haber sido una llama.

El DUARTE de nuestras travesías ha sido etéreo, confesional y marcado por la tragedia. Casi sin epopeya, se sostiene de un soplo…“

Es cierto, decimos nosotros. El DUARTE que recibimos y conocimos en las obras clásicas ha sido un DUARTE etéreo, rodeado de ficción y de mentiras, por lo que hoy clamamos por un DUARTE de “carne y hueso” de acuerdo con lo dicho por Andrés L. Mateo en su “EL OTRO DUARTE” un DUARTE: “QUE SE SACUDA EL PANTALÓN Y NOS DIGA: ¡COÑO NOS HAN ENGAÑADO¡”.