lunes, 2 de diciembre de 2013

HAITÍ: UN VECINO INGRATO. (2DA PARTE)
Wilson A. Acosta S.

No es necesario ser imparcial y avezado observador para poder arribar a la conclusión de que nuestro país, a partir del affaire que ha provocado la reciente sentencia del Tribunal Constitucional que rechaza el recurso de amparo interpuesto por Juliana Deguis en reclamación de la nacionalidad dominicana, está siendo hábilmente provocado por sectores que con su agenda particular actúan dentro y fuera del territorio nacional, manejando planes claramente lesivos a nuestra soberanía e independencia.

Ahora se parapetan tras una supina interpretación de esa sentencia, para escandalizar con la mentira a la opinión internacional, difundiendo un supuesto genocidio civil perpetrado en contra de dominicanos de ascendencia haitiana, de deportaciones masivas de inmigrantes ilegales hacia Haití desde nuestra nación, de linchamientos y asesinatos, cuya veracidad no resiste el más mínimo intento de investigación in sito.

Es que la autoridad competente ha decidido, aparentemente con suma seriedad, asumir el problema de la migración en nuestro territorio, disponiendo un reglamento que la regule, y por consecuencia, aplicar el mandato del artículo 18 de nuestra constitución a todas aquellas personas que pretendan la nacionalidad dominicana.

Ni la constitución ni las Leyes del país dispone en contra de los sagrados derechos humanos, muy por el contrario, somos como el que más respetuosos signatarios de todas las conquistas que el derecho internacional ha logrado en relación con la materia.

Además, es imposible admitir que un país como el nuestro, cuyos ciudadanos emigrantes han sido víctimas de tantas vejaciones en el exterior, con su territorio varias veces hollado por intervenciones militares en todo el curso de su historia, sea capaz, de desconsiderar a un vecino que en las últimas décadas ha vivido bajo el cobijo de nuestra amistad, cooperación y ayuda.

Ahora bien, se hace ineludible e inaplazable la reglamentación legal para esa inmensa masa de extranjeros que nos invade, que se torna cada día más numerosa, pues nuestros vecinos mantienen un flujo constante de ingreso al país, un buen porcentaje de ellos instalándose de manera permanente, sin que exista un reglamento u autoridad que los rija, tal como se estila en todos los países del mundo civilizado.

Es cierto que muchos países, entre los que se hallan “los más grandes defensores de los derechos humanos”, tienen leyes severísimas que reglamentan el tema en cuestión. Por ejemplo, los dominicanos vemos con frecuencia como llegan vuelos aéreos repletos de nacionales, deportados del territorio de los Estados Unidos.

Solo en el presente año 2013 se deportó a 1293 dominicanos; de estos, 690 cometieron delitos menores o violaron las leyes de migración.

Por la prensa nos enteramos cada día, del endurecimiento de las disposiciones legales en los países europeos en contra de los inmigrantes ilegales y de las medidas de regulación para los legales.

Haroldo Dilla Alfonso, en su estudio “La migración histórica en el Caribe: Una propuesta para la acción” publicado por el Centro Bonó, citó el caso de Bahamas, donde viven según su versión más de 60,000 haitianos, en cuya cita expresa que: En esa nación se exige para optar por la residencia una serie de requisitos difíciles de cumplir por migrantes pobres.

“La situación de los migrantes haitianos en los países del Caribe es similar a la que se vive en República Dominicana en el sentido de que tampoco hay legislaciones claras que les permitan incorporarse a estas sociedades como residentes, y eventualmente como ciudadanos”.


El diferendo que ha enfrentado en nuestro país distintas opiniones, la del país vecino y las de dos sectores de nuestra sociedad, justamente tiene su origen en la parte del fallo del T.C. que dispuso que Juliana Deguis Pierre una joven mujer de padres haitianos nacida en nuestro territorio no puede ser declarada dominicana puesto que nació de padres haitianos, en condiciones de extranjeros en tránsito o ilegales en nuestro territorio. Esta sentencia como es natural abarca a todas las personas que se encuentren a la fecha y para el futuro, en la misma situación de la joven Juliana Deguis Pierre.

Esa disposición del T.C. que representa, sin lugar a dudas, el punto nodal de este diferendo se ha tornado actualmente en un escándalo internacional, que coloca a la república dominicana en una delicada posición ante los ojos del mundo que ahora nos ve como flagrantes violadores de los derechos humanos.


A pesar de todo este barullo, hemos Comenzado a oír voces sensatas, jurídicamente autorizadas, que nos dicen que el plan oficial de regulación que manda la sentencia del T. C. es correcto. Solo discuten la inclusión de los hijos de estos extranjeros nacido aquí, porque según sus argumentos a estos les pertenece de pleno derecho la nacionalidad dominicana.

Fundamentando esta tesis en la afirmación de que, para el caso, se aplica únicamente el numeral 2 del artículo 18 de la constitución dominicana, excluyendo así el concepto que emite el numeral 3 del mismo artículo al respecto.

Si es que solo a esto se reduce el problema, y comprobado el infundio contra el país, de deportaciones, agresiones y supuestos asesinatos cometidos por los dominicanos en contra de los haitianos residentes, nos preguntamos: Qué cosa habrá de discutir el gobierno dominicano con el gobierno haitiano ¿ La sentencia evacuada por el Tribunal Constitucional? ¿El legajo de reglas que reglamentará a los migrantes dentro del territorio nacional? ¿No es ese tema de incumbencia irrestricta y soberana de este país?

Si la sentencia evacuada por el T.C. a violado o mal interpretó en alguna de sus disposiciones el espíritu del artículo 18 de nuestra constitución, es precisamente a ese Tribunal a quien le ha de tocar la búsqueda de la solución a ese conflicto. O en su defecto, la Comisión designada mediante Decreto por el poder ejecutivo para la elaboración del reglamento, podría enmendar el entuerto si fuere de su competencia.

Si se comprobase que se está violando los derechos establecidos en La Declaración Universal de los Derechos Humanos en contra de uno o de muchos supuestos dominicanos o de inmigrantes haitianos, entonces que se busque la solución apropiada, solución a favor de la que se han pronunciado todos los sectores sensatos de la nación, a la que hace alusión el nuevo Nuncio de su Santidad, cuando declaró a la prensa nacional lo siguiente”: “Deseamos el diálogo entre ambas partes y al mismo tiempo que se pueda buscar una solución humana, además de la sentencia, una solución humana.”


Claro está, como expresé en mi anterior artículo, “Nuestro Estado posee todos los recursos, tanto en el orden político como en el orden jurídico para hacerlo”. Estamos convencidos de que no necesitamos de asesoría o tutelaje internacional.


Es justo que se permita al país ejercer el derecho a organizar y modernizar sus instituciones, como a la vez es necesario también, que este derecho no colida, o exceda, con lo que manda LA CONSTITUCIÓN los derechos humanos y los acuerdos y convenciones internacionales ratificados por el CONGRESO NACIONAL
Errar es de humanos…Rectificar es de sabios….

lunes, 18 de noviembre de 2013

HAITI: UN VECINO INGRATO

Wilson A. Acosta S.

Haití construye un muro en su frontera con la provincia de Elías Piña. Esta edificación expresa en forma categórica, sin necesidad de explicación, sin haberse dado una consulta amigable con las autoridades de nuestro país, una clara manifestación de su soberanía, de su sentimiento de nación, de su apego a su terruño y a su cultura. Transmitiéndonos sin lugar a dudas con este mensaje, una palpable intención que nos hace recordar que somos dos pueblos diferentes e independientes el uno del otro.
Este acto soberano del estado vecino debe servirnos como lección a los dominicanos. Es un ejemplo a imitar; y si no lo imitamos, por lo menos ese hecho debería inducirnos a la reflexión y al entendimiento... ¡Porque es una advertencia!
Ninguna nación ha sido más solidaria que la nuestra con Haití, sobre todo en sus momentos de desgracia. Los haitianos han llegado a nuestro territorio en estampida, urgidos por la pobreza que los abate, cruzando impunemente la frontera, siendo recibidos con sentimiento de conmiseración.

Se han establecido en nuestros campos y en nuestras ciudades, donde han hallado en la medida de lo posible trabajo para ganar el pan de ellos y el de sus familias, escuelas, hospitales… Sin ser molestados. Es una crueldad que nos acusen de xenófobos, pues siempre les hemos brindado protección.

A pesar de que una gran mayoría de nuestro pueblo también sufre los rigores de la miseria y del desamparo social, hemos sido consecuentes con el dolor del vecino. No obstante, algunos de sus líderes no dan en sus pronunciamientos el más mínimo indicio de haberlo advertido.

Otros tantos son traídos por sectores poderosos de ambos países, que representan a las grandes empresas de la construcción y del agro, en una inhumana modalidad de explotación que asegura grandes ganancias económicas, pero que también proporciona empleos remunerados a esa masa de desempleados. Años atrás ingresaban legalmente mediante contrato entre ambos gobiernos por el tiempo que durase la zafra para emplearlos en las labores del corte de la caña en los centrales azucareros.
En la actualidad, tenemos un número significativo de estos inmigrantes ejerciendo la mendicidad en las calles y las plazas de nuestras grandes ciudades.
En estos tiempos el fenómeno migratorio ha devenido en un gran dolor de cabeza para las naciones desarrolladas y más aun para aquellas naciones del tercer mundo que han logrado algún avance en sus economías.
El crecimiento de la población en el mundo está desbordando todos los parámetros. Ya nuestra isla posee más de veinte millones de habitantes, repartidos casi por partes iguales en las dos repúblicas que la ocupan.

De acuerdo con reputados organismos internacionales Haití es un estado en franco proceso de desintegración, con pocas o ninguna posibilidad de subsistencia. Realmente el orden público en Haití es mantenido en forma precaria por una fuerza internacional llamada Minustah. Ante este drama se hace evidente que nuestro país no puede cargar con la quiebra de ese pueblo hermano.

El status de ilegalidad en que se desenvuelve esa inmensa masa de hombres y mujeres migrantes de todo el mundo, que huyendo al hambre desafían la muerte para ingresar a territorio extranjero, violando las legislaciones de los respectivos países al que ingresan, ha provocado que los estados desempolven y actualicen sus leyes referentes al tema de la migración, prestos a definir siempre a la luz del derecho el status de cientos de miles de ilegales que como en el caso de nuestro país dominicano se han establecido impunemente durante décadas, protegidos por sectores poderosos de ambos lados, ante la actitud cómplice de los gobiernos de turno.

El gobierno dominicano no tiene control de los haitianos que viven entre nosotros, aquí no existe registro oficial de estos y en su país natal no hay institución que los dote de documentos, son no menos que fantasmas, pues no poseen una carta de ciudadanía o documento de identificación, por lo que cuando estos delinquen aquí, se van al otro lado de la frontera para lograr su impunidad, pudiendo regresar después sin que exista ninguna posibilidad de poder ser identificados. Es materialmente imposible para nuestro país manejar sin un reglamento legal esos centenares de miles de migrantes haitianos, (en menor número de otros países), que han aumentado increíblemente su número después del terremoto del 12 de enero del 2010.

Ahora por fin nos encontramos en la vía que posiblemente ha de conducirnos a la solución de este viejo y espinoso asunto que nos amenaza con transformar en un caos la vida y la organización civil de nuestra sociedad.
La sentencia TC/o168/13 evacuada por el Tribunal Constitucional que rechaza el recurso de revisión de amparo interpuesto por Juliana Dequis (o Deguis) Pierre, contra la sentencia num. 473/2012 dictada por la Cámara Civil, Comercial y de Trabajo del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de Monte Plata, ha levantado una tormenta en nuestra sociedad, en cuyo vórtice se enfrentan dos posiciones diametralmente opuestas: una a favor, otra en contra, atrincherados unos en razones nacionalistas quizás extremas y otros esgrimiendo razones de derecho posiblemente vistos a través de un lente de aumento.

De acuerdo con la sentencia del T.C., Juliana Dequis es una persona “que si bien nació en el territorio nacional es hija de nacionales extranjeros en tránsito, lo cual la priva del derecho al otorgamiento de la nacionalidad dominicana de acuerdo con la norma prescrita por el artículo 11.1 de la constitución de la República promulgada el veintinueve (29) de noviembre del año mil novecientos sesenta y seis (1966) vigente en la fecha de su nacimiento”.

En su dispositivo esta sentencia manda a la Dirección de Migración otorgar un permiso de estadía especial temporal en el país a la señora Juliana Dequis hasta que el plan nacional de regularización de los extranjeros ilegales radicados en el país previsto en el artículo 151 de la Ley de Migración num. 285-04 determine las condiciones de regularización de este género de casos, y manda además, que se le otorgue el mismo trato o procedimiento a todos los casos similares que pudieran presentarse, hasta que la autoridad competente finalice dicho reglamento que regirá en lo adelante la población de inmigrantes en nuestro territorio.

La diplomacia haitiana genera una gran presión internacional a raíz de la sentencia del T.C., presiona contra nuestro país en defensa de sus nacionales, los entiende gravemente afectados por la decisión, tratando a como dé lugar de frustrar los intentos legítimos del país en reglamentar la situación anómala de sus connacionales que se han establecido ilegalmente en nuestro territorio, acusando al T.C. de despojar de la nacionalidad dominicana a miles de haitianos nacidos en nuestro territorio.

Mientras eso sucede, los dominicanos no hemos podido llegar a un acuerdo que defina este pesado problema de la diáspora haitiana sin lesionar el derecho de nuestro pueblo, preservando y aceptando los derechos que hayan sido justamente adquiridos por algunos hijos de estos extranjeros nacidos en nuestro país.

La constitución vigente proclamada el 26 de enero del año 2010 en su artículo 18 que define la nacionalidad, establece lo siguiente en su numeral 3), que son dominicanos: “las personas nacidas en territorio nacional, con excepción de los hijos e hijas de extranjeros miembros de legaciones diplomáticas y consulares, de extranjeros que se hallen en tránsito o residan ilegalmente en territorio dominicano. Se considera persona en tránsito a toda extranjera o extranjero definido como tal en las leyes dominicanas.”

En relación a este conflicto el representante residente de la ONU en nuestros país Lorenzo de Luis dio estas declaraciones recogidas por la prensa nacional: “que ese organismo considera que la única salida para resolver el problema de los indocumentados en República Dominicana es la implementación del programa de regulación que manda y obliga la sentencia emitida por el Tribunal Constitucional, respetando la soberanía nacional, los acuerdos internacionales y los derechos humanos”. “la sentencia es un hecho, prosiguió, ya es final, es inapelable e inamovible. La sentencia ya no está en tela de juicio ni es susceptible de ser considerada por nadie ni mucho menos por un organismo internacional. La sentencia es lo que es”.

Igual, se vislumbra una diferencia entre el ataque bestial de la diplomacia haitiana y la sensata declaración hecha en Jamaica por su presidente Michel Martelly en la que afirma que la sentencia de nuestro Tribunal Constitucional es una mera expresión de un país soberano.

El aspecto humano y el respeto a los acuerdos internacionales, al que se refiere y exigen personalidades y entidades tanto del país como internacionales, habrá de expresarse cuando se produzca el reglamento del plan de regularización, nuestro Estado posee todos los recursos tanto en el orden político como en el orden jurídico para hacerlo, es esto sin lugar a dudas lo que más preocupa y lo que más se discute, o sea, el camino o la tendencia que podrían tomar las reglas que este reglamento disponga.

Humildemente creemos que se ha originado una gran ola de pasión en torno a la interpretación de la sentencia mun.116-13 del T.C. y que el desborde de estos sentimientos no ha permitido la interpretación en frio de lo que esta manda y decide, por lo que invito a todos nuestros líderes políticos y sociales inmersos en el tema a reflexionar la sabia frase de Santa Teresa De Jesús que nos dice lo siguiente: “Los extremos son malos, aunque estos estén vinculados con la virtud”.

jueves, 31 de octubre de 2013

EL DESTINO DE LA ROSA
Wilson A, Acosta S.-


Tú y yo perdidos
En la canción de un poeta
enamorado, que un día,
con una historia triste tras de si
Decidido a vivir en una estrella
Convocó nuestro amor
Antes de irse, y nos dejó un poema.

Y así quedamos, prendidos,
Amarrados… atados
A la canción que nos brindó el poeta…
A la utopía, al corazón
al alma…Día tras día…
Soñando el mismo sueño.

Tú y yo encendidos, ocultos…
Solos en nuestro mundo
Cultivando con celo esta ilusión
Que es nuestro único y veraz destino.


¿Qué sería de la rosa si faltaras?
¿Qué sería de ti
Si te arrebata el viento
Por la senda sin regreso de la muerte
Y te alejara de mí?…
¡ Oh vida!
¡ sólo para perderte!

Si es que de ti
ha de emigrar la canción y la risa
Y si un obscuro abismo
Ha de borrar el brillo en tu sonrisa
Entonces, mi utopía, mi corazón
mi alma… mi prisa, ha de seguir
tras tu loca carrera… Porque soy yo
el que ha de dar cobijo
a los anhelos de tu corazón
como a todas tus penas…
A la humedad de tus ojos
si es que lloras
a la tierna sonrisa que brote de tus labios
si es que el rosal florece
¡Porque yo he de ser el guardián
de todas tus historias!

Y si es que un día
han de quedarse solos los amores
¿Qué sería de esa rosa en desamparo?
¿Sin unos labios que le den un beso?
¿Sin el rocío que moje sus colores?
¿Sin el candor de tus húmedas mañanas
arrullando sus pétalos de seda…
libando su corola gota a gota?

Tú y yo, solos…
Quedaremos amando para siempre
Hasta el final del tiempo
Que nos quede
Hasta que el amo de la vida quiera
Unidos para siempre en estos versos
Vibrando en la canción postrera
Revoloteando como las mariposas
¡Danzando en nuestro cielo !
Viviendo en comunión esta quimera
¡Alrededor de nuestra rosa eterna!

Tomados de las manos
Asidos al recuerdo del poeta
Que dejamos dormido en una estrella

¡Tú y yo, solos!….
Solamente tú y yo…
Más allá de la estrella
Más allá del poeta y de la quimera
Cultivando la rosa…enamorados…
Abrevando en la luz de aquel poema
! Hasta que el amo de la vida quiera!

martes, 13 de agosto de 2013

Divagando
Wilson A. Acosta S.

Mi poema está hecho de sol
De ese sol que cubre nuestra tierra
Aquel que nos abraza
Con la tibieza de su luz en la mañana
Y en el incendio de su meridiano
Derrite la resina en los pinos añejos
Proyectando sus rayos desde el cenit
De la comba celeste
Sobre los montes altos de la sierra
Marchitando el verdor de las hojas tristes
Prendidas a las ramas de árboles sedientos

Mi poema es la canción del monte seco
Que salpica de sal la brisa en este valle
De garzas de tilapias y de caimanes
Disfrutando en libertad los humedales
Disputándose en su habitad la vida


Mi poema agoniza de sed
En la canícula del medio día
Como si el Lago le lamiera las entrañas
Cubriendo de amarguras sus reclamos
¡Tan cerca de la fuente de agua viva!

Mi poema es un pueblo que resiste
El martirio de la brisa ardiente
Que día a día su anatomía castiga
Dando a su piel hecha de azúcar prieta
Sabor a miel y color de oro viejo
Bebiéndose el sudor que brota
A borbotones de su cuerpo isleño
Como jugo de caña brotando del trapiche
Como el agua mansa que corre en Las Marías
¡Como el torrente de tu sangre !pueblo mío!
Que derramaste en Cambronal y en La Canela!

Mi vieja y cadenciosa rima se alimenta
Del lejano tan… tan… de los tambores
Perdidos en los rituales del pueblo originario
Y en las historias de íncubos y súcubos
Que viven en la memoria cuasi diluida
De los cuentos heredados del abuelo

Mi poema viaja envuelto en puras ráfagas
Del huracán veraniego
Creador del rocío que moja extraños suelos
Prendido a la esperanza de lejanos deseos.

Mi poema es aquel lago de sal
Que insensible, sin compasión devora
Su natural entorno, dejando un rastro
De árboles caídos y de animales muertos
Borrando las huellas del ayer y del hoy
Escribiendo sátiras sobre sus restos

Arropando de olvidos los recuerdos
Que el cimarrón y el indio un día
Borrachos de pasión y de lascivia
Dejaron escondidos en la maraña
Del mapa genético que nos legaron
Sin saber lo que hacían…

El ritmo de mi verso descubre horrores
Sobre el largo camino
Tantas veces violado
Tantas veces andado y desandado
Crucificado por incontables huellas
Que estamparon en su ir y venir
Sobre su lomo de piedra y tierra blanca
Los antiguos caminantes
Empujados por riadas de racismo
De grifos de negros y de mulatos
En pos de la anhelada Libertad

Mi poema es un mar enfurecido
Que se desliza amenazante
Sobre la quietud de la tierra
Arrasando… desgajando la vida
En su tenaz delirio, negando paz
A los hombres a las aves y a los peces
Que sueñan con un último refugio
Donde no llegue la discriminación
Ni sea una práctica aleve la injusticia…

EL LAGO………
W.A.A.S

El lago es un poema en rebeldía
Es un brazo de mar enfurecido
Que marcha indetenible tras los cerros
Hambrientos de vegetación
¡Añorando a su Enriquillo inmortal
Veterano de batallas sin memoria!

El lago es una ira inexplicable
Desterrada por el mar Caribe
Que ahoga las llanuras indefensas
Arrebata cultivos y sepulta poblados
Se ensaña en la debilidad
De nuestro sur profundo
Colmándolo de dolor y desamparo
Llenándole de sinsabores el camino
Anegándolo en lágrimas…

Mis versos son el lago inmenso
De olas embravecidas
Que amenaza las míticas Caritas
En su lento y trágico caminar
Tras un lecho olvidado… ya extinguido…
Por implacable designio de los tiempos…


CONFIESO QUE:
W.A.A.S

Te cultivé en mis sueños
Con los mismos cuidados
Y con el mismo amor
Que cultivé las rosas del rosal

Aspiré con delirio toda tu aroma
¡No reparé en tus punzantes espinas!
¿Quién podrá definir todas las cosas?
¡Rosas y espinas son inseparables!

¡Cara y cruz que se revelan
En todas las facetas de la vida!
¡El eterno caer y el levantarse
De nuestra humanidad rediviva!

¿Sabes de alguna calle
que carezca de esquina?
¡Siempre la noche obscura!
¡Siempre el sol con su luz!

¿Quién fue aquél que amó tanto
Que en el frenesí de su pasión
hizo derramar el cáliz consagrado?

¿Quién fue aquél que se aferró al dolor
Y sin advertirlo halló el amor
Aguardándolo en su cielo redimido?

Yo confieso, que al cultivar la rosa
Y al aspirar con delirio sus aromas
Mi pobre corazón sin admitir razones
Me hizo olvidar la crueldad de las espinas

No percibí que el rosal escondía
Entre sus ramas y sus hojas verdes
Tras el color de sus pétalos de seda
Adherida a sus tallos, el arma artera
Que me causó la irremediable herida

Perdí mi libertad, y en inocente afán
También perdí mi corazón transido
¡Triste final de lágrimas vertidas!

jueves, 27 de junio de 2013

LA HISTORIA EN VERSOS
Wilson A.Acosta S.

Desde mucho antes de la edad media tanto en Roma como en los pueblos Bárbaros existió una clase de poetas identificados como juglares trovadores o cantores, que hicieron arte y poesía para la distracción de los señores y el propio beneficio personal.
“Actuaban en las plazas de los pueblos y en los patios de los castillos señoriales”.

De la segunda mitad del siglo X111 al siglo X1V predominaron los juglares líricos que fueron los ensayos primitivos de la poesía española.
Iban declamando, de ciudad en ciudad por todos los caminos, brindando de su arte en sus hermosas composiciones distintos episodios de la vida real, unos felices otros trágicos, algunos de género épico, pero siempre adornados por el mito y las creencias que constituyen la sal de sus culturas milenarias por lo que no podían separarlos de sus aventuras guerreras, de sus sublimes cuentos de amores y desamores, de los actos personales de valor de sus héroes que contribuyeron a dar fuerza y cohesión a esas sociedades del ayer lejano.
De la madre patria heredamos los dominicanos el más bello exponente de la rima y la cadencia espontanea: “aquel cantor rural” que con sus versos rústicos perfumó la campiña de la patria plasmando en coplas y en décimas a veces musicalizadas, al son del Tiple, en la mangulina, o a ritmo de carabiné, los hechos de la historia nuestra, inspirados quizás en el mismo momento en que acaecían o en el último suspiro aun audible de los mártires, con el olor inconfundible de la sangre a sus pies derramada por el hermano, o con el grito estentóreo del caudillo aun resonando en los oídos, que los llamaba a la lucha sin cuartel por la supervivencia. Componiendo endechas y reclamos de amor a la mujer amada en el solaz y el ocio que les proporcionó la vida regalada de la crianza realenga, la agricultura de subsistencia y el abandono, que nos marcó por tanto tiempo.

Esos cantores también eran soldados, por lo que las letras de sus composiciones contienen relatos verídicos. Fueron ellos parte en el protagonismo de esas gestas que transformaban maravillosamente en versos.
Las luchas y las rivalidades políticas inspiraron a estos hombres sencillos, analfabetas, que endiosaban con lealtad irracional a los caudillos que los hicieron pelearse como enemigos irreconciliables.

Esa grandiosa manifestación poética surgida de lo más profundo del corazón del pueblo ignaro, constituyó un baño de cultura vernácula de reafirmación en sus lejanas raíces traídas de Europa por los conquistadores y de África por los esclavos negros, unidos en un armonioso sincretismo. Una herencia invaluable que nos dejó, que nos obliga a preservar, para el recreo y orgullo de nuestra idiosincrasia mulata, pues ese brote de versificaciones nacido de nuestro pueblo nos dio identificación en las artes y las letras y guardó nuestra memoria cultural.

Junto a esta manifestación cultural se desarrolló otra expresión en un estrecho círculo de una clase social con acceso a la educación, preparada intelectualmente, cuya posición económica les permitió viajar a Europa tras el rastro de su ascendencia hispánica, por tanto, algunos se cultivaron allí, conociendo “in sito” las instituciones de aquella rancia civilización, convirtiéndose en escritores de historia, de ensayos y de novelas, dueños de una poesía culta de elevado nivel literario, atributos de los que no gozaba por razones lógicas la composición de nuestro “poeta rural” enclaustrado en las grandes zonas campesinas de su media isla, prisionero obligado del estancamiento y del atraso, siempre con sus sentidos alerta ante la inminente amenaza que se movía contra la heredad y la familia desde el lado occidental de la isla, o ante aquella que venía, apoyada por malos dominicanos, de allende los mares .

Veamos algunos ejemplos de la expresión poética de nuestro pueblo campesino y rural en las distintas etapas vividas desde la separación de Haití, pasando por la Restauración hasta la gran guerra contra Báez que duró unos seis años.

Como inicio, leamos una simple estrofa del insigne poeta Félix María del Monte de su ODA A LA HERÓICA PROVINCIA DE AZUA, inspirada en ocasión de la batalla del 19 de marzo para que aquilatemos la diferencia en la expresión culta y la expresión rural a que he hecho alusión más arriba:

Qué falta ya a tu gloria, adorada Azua?
Di….qué falta?...nada si no historia,
Que deje de tus hechos la memoria
Para ejemplo inmortal eternizado.

Mientras que a esa misma gesta del Rodeo y del 19 de marzo en los campamentos del sur se cantaba de la siguiente manera:
Dice Turpén Ponsoñé
Que en Neyba clava la espuela,
Porque la tropa e Santana
Es brava como candela.

El fiero enfrentamiento entre los trinitarios los conservadores y los rivieristas tuvo sus manifestaciones en versos en esa etapa crítica de nuestras luchas por la separación, veamos el siguiente enfrentamiento:

Rivieristas:

¿A dónde los de la cuadrilla
De la loca independencia?
¿Qué dirá de Su Excelencia
Los restos de esa pandilla?
Parece que el grillo chilla
Y en su chillido imponente
Da gozos al inocente
Y aterroriza al insano
Yo puedo gritar ufano:
¡Viva nuestro Presidente!

Los Duatistas:
¿Preguntas por la pandilla
De la loca independencia
Para después en su ausencia
Ir a mendigar la silla?
Tú sí que eres la polilla
Que con villano aguijón
Roe la nueva facción
La que después te engrandece
Porque esto siempre acontece
Al que no tiene opinión.

Cuando Santana a mediado del mes de agosto del año 1848 decide abandonar el poder, asediado por sus crímenes, y se encamina hacia El Prado, con el fardo bien pesado sobre sus espaldas por el aniquilamiento de los Puello (José Joaquín y Gabino), del general Antonio Duvergé (Buá), María Trinidad Sánchez, y parte de la juventud que se le oponía. No obstante tanta indignidad, el pueblo llano decía:

Si Santana se va pal Seibo
Mamá yo me voy con él
Por no volver a encontrarme
Con lo negro en Jacomel.

Mientras otros cantaban:
El Libertador creyó
Que el amor era batata,
Y se ha quedao en El Prado
Como perico en la estaca.

Santana tiene un machete
Amarrado a la cintura
Para desyerbar la calle
Por donde pasa Ventura.

Con las pasas de Ventura
Puede hacerse una escobilla
Para limpiarle las botas
A don Tomás Bobadilla.

El arribo del exilio del general Santana para unirse a la revolución de los sectores liberales del cibao compuestos por comerciantes, agricultores, intelectuales en 1857-8 causó gran sentimiento de júbilo en la tropa que había puesto sitio al gobierno de Báez. Este acontecimiento fue inspiración de coplas y de cantos en el pueblo y en la soldadesca que sitiaba la ciudad de Santo Domingo.

Ejemplo:
Cuando Santana llegó
Donde estábamos nosotros
Nos quisimos volver locos
Dándole gracias a Dios
Ventura se alborotó
Cuando contáronle el caso:
Que llegaba ese guapazo
A fijarle su bandera,
Que el camarón que se duerme
Se lo lleva la chorrera.
Mientras que un cantor cibaeño más avispado lo explica de forma diferente, al son del Tiple:
¿Y quién lo trujo? Vaiveide (Presidente del Gob. Revol.)
Parece que le remueide
Que el otro sea Presidente,
Y como jice la gente
Le debemo repetai…

Otros cantan este breve coro de adiós al caído presidente Buenaventura Báez a son de mangulina:

Buenaventura
Toma un consejo,
Vuélvete al clepe
No seas pendejo
Que las ofertas
Dominicanas
Son más volubles
Que las campanas
Este proverbio
Tenlo presente:
“tú no te duermas
En la corriente”.

Otra copla cuartelaría se expande:
Santana pidió cacao
Ventura se lo negó
Ese maldito pasuo
El diablo se lo llevó.


El pueblo también derrama sus lágrimas y las deja escritas para la posteridad en la memoria histórica. El dolor queda plasmado en los versos del cantor sureño cuya inculta expresión hace más viva y real la descripción de aquel drama del fatal fusilamiento de Francisco del Rosario Sánchez junto a sus veinte compañeros el 4 de julio del 1861 en El Cercado de San Juan, un hecho ignominioso que llenó de vergüenza la república.
La queja y el llanto del pueblo, cantaba para entonces así:

Lo que aquí en San Juan se ha visto
¡Qué caso tan inhumano!
Matar a 21 cristianos
Sin tener ningún delito
Eso daba compasión
Cuando leyeron la sentencia
Con tanta humildad y paciencia
Que quebraba el corazón
El jefe de la expedición
Se puso pañuelo blanco
Y dice Francisco Sánchez
Vamos a morir Benigno
Dentro de tantos amigos
Horroriza y causa espanto
Me causa maravilla
Un Rudecindo de León
Que abrazó sin dilación
Al señor Pedro Bonilla
A Félix Mota boca arriba
Así como se lo explico
ese general, Francisco,
que a todos consolaba
Dijo que en Dios aclamaba
Sin tener ningún delito.
Un Gabino Simonó
Y un llamado Juan Erazo
Le hizo el cuerpo pedazos
La bala que le atravesó
Así que Sánchez cayó
Salieron dos dando gritos
Cuántos hombres tristecitos
Sin poderlo remediar
¡Es cosa de no contar
Lo que aquí en San Juan se ha visto!

Preguntamos nosotros ¿Quién fue Rudecindo de León? y nos contesta la Historia: Este mártir fue el “Gran Medio Mundo” “El León de Cambronal” fusilado con dos neyberos más, junto al Patricio en el Cercado.


La copla que sigue es una muestra de que muchos dominicanos hicieron causa común y se adhirieron al hecho de la anexión, en estas letras descubrimos cómo el instinto popular acusa con discreción y malicia:

Se fueron los españoles
¡Cosa buena nunca dura!
Y quedaron los azuanos
Recogiendo la basura.

En la guerra de los seis años contra el gobierno de Báez hubo muestra de cansancio y derrotismo entre la tropa Azul que lideraba el general Cabral junto a los hermanos Ogando, Pablo Ramírez (a) Pablo Mamá y otros, por lo que en los Cantones se cantaba así:

Cabrale si esto se pierde
Yo te tiro un revolbazo
Que na má tú vas andando
Y fumando en tu cachimbazo
Ventura acaba esa guerra
Cabrale acabala tú
Pa’ que to’ lo derrotao’
Acaben con esa cru´

En el sur profundo se le llamaba al general Cabral “El señor del cachimbazo” porque usaba un cachimbo más grande de lo común.
El sur amaba y elogiaba al presidente Báez en sus cantos de la siguiente manera:

Ventura me da chaqueta
Camisilla y panamá
Cómo no queré a Ventura
Si nos vuelve a goberná
Cuántas mujeres encueras
Debajo de ese Lilai
Esperando la abundancia
Que mande Ventura Báez-

La muerte del general Lowezquí Lamarche en el asalto dado por los revolucionarios o Cacoses a la comandancia de Neyba causó una gran confusión entre la feligresía neybera al ser confundido su cadáver con el Cura Párroco pues Lamarche era un hombre blanco de abundante cabellera lacia y barba copiosa. El cantor plasmó el hecho de la siguiente manera:

Señores vengan a vé
Cosa sin comparación
Quién ha visto un padre cura
Metió en revolución?

Hermano de dónde vienes
Yo vengo de los Cantones
De tirarle a los Cacoses
Balas sin comparaciones
Cacoses: así le llamaban despectivamente las tropas del gobierno a las guerrillas revolucionarias.

Lo dice Ireno Carlita
Nalguita de plato llano
No quiere con las mujeres
Ni que le pongan la mano

Ireno carlita miembro de la guerrilla llamada La guabará del general Pablo Mamá que operaba en Panzo, era un bravo combatiente oriundo de Rincón hoy Cabral de donde era oriundo también el General Pablo.

Luciano de Vargas (a) Solito gran amigo y lugarteniente del presidente Báez era azote en el sur de los revolucionarios (Cacoses) cantador y bailador en las fiestas que organizaba en Barbacoa donde residía su novia Eufemia Báez allí se le rendía admiración y adherencia:

Solito ¿Cuándo te va?
Yo me voy de madrugá
Tengo unos amores nuevos
Y no los voy a dejá!
Muchacha no llore má
¿Cómo no voy a llorá?
Que Solito ya se vá
Con su cinta colorá (color distintivo de los partidarios de Baez)
Solito no vuelve má!
Si supiera que cantado
Te hubieras de divertí
Toda la noche cantara
Aunque perdiera el dormí
Quien deja un amante noble
Siendo firme en el amor
Es lo mismo que dejar
Oro fino por el cobre

Es importante aclarar que el sentimiento anexionista tuvo poca expresión en los versos del cantor popular que sí castigó con fiereza a todo aquel que dio su apoyo a ese nefasto acontecimiento. Las décimas del vegano Félix González fustigaron al Padre Moya en 1862 por su postura anti-patriótica. Veamos parte de sus décimas que se repetían en el Cibao:

Ya se acabó el Padre Moya
Que teníamos en La Vega
Al abandonar sus ovejas
Por dile a serví a L’Epaña
Algún día dirá ¡malaya!
En qué me he metió agora
Si hubiera tenio memoria
Como joven de talento
¿Quién creía del Padre Moya?

Mientras que en los campamentos españoles los dominicanos anexionistas y racistas respondían a los patriotas:

Los negros dominicanos
No quieren los españoles
Y se van a Puerto Rico
Sin camisa y sin calzones
Papá come gato
Santo domingo
No quiere blanco
Papá come perro
En santo domingo
No hay más que negros.

Ya a principio del siglo xx veamos cómo se expresan nuestros versificadores en el sur profundo:
“Viejo el Mocho” natural de Barbacoa, mote que se le endilgó tras haber perdido un brazo de manera accidental, fue vejado por” Che Blanco” natural de Los Rios, en la gallera de Neyba cuando de manera burlona le dijo: "Hombre manco no es parä".

Al término de las jugadas, a la hora de partir los jugadores para sus respectivas comunidades “Viejo el Mocho” se adelantó en el camino que conducía desde el pueblo de Neyba a Barbacoa y a Los Rios, apostado junto a un Córbano Jachao’ le fractura la quijada de un disparo a Che Blanco y este al caer del caballo desde el suelo dispara a su vez a su agresor y le ocasiona una herida que después de varios días causa la muerte de Viejo el Mocho. La Copla no se hace espera musicalizada en una mangulina que se baila en todas las fiestas de la región:

A” Che Blanco” le tiraron
De la barba a la quijá’
Por amigo de decir
Que hombre manco no e´pará

Las coplas del bravo guerrillero de Barbacoa Lucas de Sena (a) Lucas Merón o Carnavá, víctima del desorden institucional que se vivía en nuestro país fue autor de hermosos versos que fueron musicalizados a ritmo de mangulina:

Yo soy potro e´ la sabana
Naiden’ me pone la silla
Corcobiando o columpiando
Soy como me da la gana

Yo ante ‘era Luca Merón
Y ahora soy Carnavá
General por la mañana
De noche y de madrugá

Nuestro Juan Antonio Acosta (a) Totoño decía:

Ha llegado un forastero
Con el nombre de portillo
Con el peso del martillo
Le tapamo el agujero
¡Tate quieto forastero!
¡No te metas con neybero!

Delito tiene el que juega
Delito tiene el que apunta;
Delito tiene el que mira:
¡Están en la misma junta!


Nuestro pueblo siguió cultivando a través de la historia hasta el día de hoy ese género poético rural que desde sus inicios puso a vibrar el corazón de la patria con la sensible y genuina interpretación de sus sentimientos. En sus estrofas depositó el pueblo los registros históricos de sus lejanas aldeas; Los sucesos importantes quedaron impresos para la posteridad en esa rima tosca que cuenta historias verídicas, que en nuestra región de Cambronal tiene como vivo exponente aquellos versos sin igual que relatan la suerte del buey “CABO’E VELA” musicalizados primero como Mangulina y más tarde llevados al ritmo de Merengue; también aquella famosa décima que narra la muerte del coronel Mandé, bailador, enamorado y presumido soldado restaurador, Baesista como la mayoría de los sureños, muerto en una emboscada cuando festejaba en el pueblo de Rincón hoy Cabral en la época de la guerra contra Báez.

Veámosla:

Mandé yo te lo decía
Y no pusiste atención
Que no pusiera ese baile
En el pueblo de Rincón
Ya mataron a Mandé
¡Oh mi Dios tú no eres justo!
Al permitir que muriera
Un hombre de tanto gusto
Cuando matán a Mandé
Las mujeres lo lloraron
¡Tan bonito como estaba
La noche que lo mataron.


“La poesía culta y la plebeya tienen igual mérito como elemento histórico”, “La opinión del pueblo no está en la prosa, sino en la copla vulgar, que es su genuina expresión”. Esa verdad se traduce en la obligación que tenemos de hacer llegar esta expresión que debemos sacar del olvido, desenterrarla, rescatarla de las profundidades donde yace oculta, recordar las denominaciones comunes que han de mantenernos unidos culturalmente.
“La prosa es de los cultos, la poesía es el lenguaje de todos”. La opinión y la historia del pueblo dominicano está en sus raíces culturales y una de las más significativas e importantes manifestaciones de esas raíces está en nuestras Décimas y en nuestras Coplas:

No le llamen Presidente
Llámenle Ventura Báez
Que es hijo de Mai-Teresa
Esclava de Pablo Báez…
Palomita voladora
Palomita charlatana
¿Cómo quiere Telesfora
Que yo olvide a Sebastíana?

lunes, 6 de mayo de 2013


PARA QUE NO SE OLVIDE:
La Mata de Mangos de SIRÉ
Wilson A, Acosta S,

El día que mi edad mis fuerzas físicas y una irreductible decisión me permitieron acompañar al grupo de muchachos que se aventuraban a “marotear” en las temporadas de mangos por los predios de “El Tejar,” El Tanque”y " Las Javillas" de Neyba, temporada que coincide milagrosamente con la intensa ola de calor que nos envuelve en la recurrente primavera de todos los años como la que en estos momentos estamos soportando, me inserté como parte integrante de esa banda de mozalbetes, ansioso ya de conocer y palpar por mí mismo aquellos caminos en sana diversión que conducían a los conucos de esa feraz y nunca bien ponderada franja de tierra situada al sur de nuestro pueblo.

Me impulsaba el deseo inmenso de participar de aquellos baños en El Cachón Grande de sanas y frescas aguas, exclusivo para el uso y disfrute de los hombres, que con tanto realismo mis amigos, algunos mayores que yo, describían cuando nos reuníamos por las noches, o los fines de semana a cualquier hora del día en el parque central del pueblo, para nuestro esparcimiento.

Esos relatos que me transportaban a un mundo desconocido, casi mágico, que cada vez más despertaban en mi la curiosidad y las ansias de tomar parte en ellos, me obligaron a emprender con decisión esa aventura.

Entendí que había llegado el momento de convertirme en protagonista, junto a los demás muchachos, de aquellas vivencias y experiencias concertadas, en esas marotas que les proporcionaban sus divertidas e inocentes travesuras, en heredad ajena, detrás del mango prohibido o del pan de fruta caídos en la noche anterior, que dada su condición de “prohibidos” lograr obtenerlos constituía un trofeo para ellos, después claro está, de ser violentamente acosados por el dueño del conuco o de ser perseguidos por sus perros flacos, ágiles, de largas patas, que los acorralaban hasta hacerlos superar de un salto la puerta hecha de palos colocados de manera horizontal uno un poco más arriba del otro dispuesta en el frente de la propiedad, que los conducíría al callejón de salida, entre sustos cansancio y risas, ya salvos y sanos.

Cuántas veces “lolito” nos hizo huir
despavoridos de su conuco tirándonos mangos verdes con una fuerza descomunal, pero para nuestra suerte, con una pobre puntería. O aquellas ocasiones en que un iracundo propietario nos boceaba amenazas tratando de explotar nuestra inocencia, entre otras cosas, como la de enterrar una botella junto al tronco del árbol portadora de un supuesto conjuro mágico que podría dañar la salud de aquel que osara comer de sus frutos.

Ya nadie tendría que contarme nada… Me convertí en parte de la historia. Ahora iba al parque todas las noches a sentarme eñ “el banco largo” donde cabíamos todos, a compartir como actor de primera fila, a narrar mis propias experiencias junto a las experiencias de los otros amigos, a presumir de nuestras primeras zambullidas en el cachón de los hombres o a hablar con admiración de aquellos muchachos de más edad que eran capaces de cruzar a nado las aguas del famoso “Estanque.” El más profundo y de mayor dimensión de los tres ojos de agua fresca del lugar…

Éramos casi todos parientes, hijos de una comunidad que más que un pueblo parecía una vecindad, unida estrechamente por lazos indisolubles nacidos del esfuerzo compartido en la lucha por un destino y unas aspiraciones heredadas de nuestros comunes antepasados que nacieron vivieron y murieron circunscritos a la estrechez de los límites de la aldea, apegados al solar, soñando nuevos mundos.

En mi primera aventura mi curiosidad me encaminó hacia la mata de mango de Siré, un árbol enorme de largas frondosas y fuertes ramas, abandonado a orillas del viejo camino que otrora comunicaba a Neyba con Duvergé, “era el camino viejo”, acumulando sobre el polvo de su tierra blanca memorias de travesías obligadas que se dieron desde la aparición de esas primeras generaciones que fundaron estos pueblos. Quizás antes de que Siré plantara su árbol…

Al encontrarme frente al enorme mango pasó fugaz por mí imaginación la siguiente interrogante, ¿Cuántas historias guardará ese árbol en su muda memoria vegetal?

Conocerlo se había convertido en una obsesión para mí despues de haber oído tantas historias de aparecidos, de fantasmas, que desde muchos años atrás se tejieron sobre él y su entorno...porque ya yo sabía de esos tenebrosos seres , pues hubo un tiempo en que las noches y las madrugadas silenciosas de Neyba se poblaban de lánguidos espectros que espantaban el sueño de los niños con sus horribles y extraños lamentos…

Esa mata de mango me parecíó un centinela que oteaba con celo desde su elevada copa el valle de oriente a poniente. Imponente…solitaria…única… cargada de sus frutos maduros que ofrecía gratis a una muchachada llena de energía que hacia mil malabares para obtenerlos.

Pertenecía a la comunidad entera. No hay registro de que alguien la reclamara como suya a pesar de que siempre se le llamó de SIRÉ. Ese histórico y desconocido personaje que no dejó descendencia, convertido en un mito, del cual solo sobrevivió su nombre gracias a que por alguna razón desconocida los lugareños lo endosaron al árbol llamándolo como a su amo, SIRÉ.

Las personas más viejas de toda la región daban fe de haber comido de los sabrosos frutos de ese árbol desde muy niños, desde que tuvieron conciencia. Su edad fue y sigue siendo un misterio, nuestros padres especulaban sobre su dueño diciendo que Siré pudo haber sido un nacional haitiano de los tantos que se establecieron en Neyba con la oleada de la ocupación.

Ahora bien, para la primera mitad del siglo X1X el famoso “Alambique de Sosa” estaba enclavado en sus inmediaciones, allí se fabricaba el ron de la caña que era comercializado en Haití, por lo que se supone que el cultivo de la caña de azúcar era masivo en ese lugar; en esas circunstancias, la presencia del esclavo o del liberto negro en la región es indiscutible, por tanto, pudo haber estado SIRÉ entre ellos, como uno más ¿Por qué no? Sembrando la caña y a la vez cuidando con esmero su plantita, que al correr de los años habría de inmortalizarlo, haciéndolo parte del amplísimo glosario que guarda los viejos recuerdos que nos unen cada día más, alrededor de nuestro hermoso y pintoresco folclor.


No puedo decirles con exactitud la fecha de la desaparición de nuestro árbol, me ha sido imposible averiguar si murió de muerte natural o si fue víctima del mayor depredador que existe sobre la tierra, que armado con su hacha criminal le cegara la vida destrozando su tronco centenario.

De lo que estoy seguro es que esa Mata de Siré merece ser perpetuada en el recuerdo, para que las generaciones que no le conocieron comprendan que tras el acontecer de cosas aparentemente intrascendentes o sencillas suele ocultarse misterios que marcan generaciones, que dejan una permanente interrogante en la imaginación colectiva de nuestras gentes…

La Mata de Mango de Siré permaneció por tanto tiempo en la cotidianidad de nuestro Neyba que sería un error permitir que su memoria se pierda hacia el futuro por ser parte íntima y sentida de nuestro acervo, aunque la edad del árbol, la existencia y el origen de aquel personaje legendario llamado Siré constituyan para siempre un enigma, que jamás se pueda descifrar.

sábado, 13 de abril de 2013

LOS SUEÑOS

Wilson A. Acosta S
10-4-2013

Tu sueño llegará el día que no lo esperes
…no te impacientes….
Como llega la lluvia a este valle sediento…
A hurtadillas, en ausencia cómplice de estrellas
Para darte un abrazo bendecido
-Tras el fragor de una tarde de verano-

! Oh lluvia, que mojas este valle sediento!
Fresca y cantarina, dulce y apetecida
Nacida de una nube pasajera y trashumante...
Que rompe el velo delirante de la noche

Despertando con su rítmica caída
Sobre el gris plomizo de su metálica epidermis
El teclado sonoro de los techos
Tapizados de zinc, en nuestras casas…

Entonando notas que surgen espontaneas
Derramando arpegios armoniosos
Al contacto con sus gotas diminutas
¡Así le llegan los sueños a los soñadores!

Cuando te canses de esperar,
Su mágica presencia
Un día te sorprenderá,
Después de casi consumida la esperanza
Cuando menos lo esperes
Alguien te tocará el hombro
Y te dirá mirándote a los ojos:
Escúchame humilde soñador
¡Alza tu rostro!
! He aquí lo que anhelas!
¡Ven a vivir tu escurridizo sueño!…

En un instante sin apenas notarlo
Te arrebata la ola de ese océano
Que viola adrede tu vuelo solitario
Que te arrastra muy lejos, y te invita
A soñar nuevos sueños,
Que han de llegar un día
¡Cualquier día de otro verano intenso!
A darte amor y a premiar esa espera
Dando luz al tesoro escondido
De tu silente y alocada fantasía

Porque así como llega la lluvia cantarina
Despertando la noche en su alegría
A entonar melodías, sobre el zinc
Que da cobijo a estas casas vetustas…
Y a mojar con sus lágrimas de cielo
La dura tierra que acumula el tiempo
Sobre su duro techo


Así tus bellos sueños llegarán un día
Te ofrecerán una mirada tierna
Te besarán con labios humedecidos
Y abonarán con amores tu esperanza.

jueves, 14 de febrero de 2013




LILÍS: UN PROCER QUE PREFIRIÓ LA DICTADURA

Wilson A. Acosta S.


¿ Cómo conciliar la figura y la personalidad de un guerrillero rural, cabalgando sobre un veloz equino, a lomo pelado, descalzo, en horas nocturnas, arreando hacia Haití el fruto de su ilícito por los inhóspitos caminos de la frontera sur de nuestro país por aquellos intricados vericuetos de la región de San Juan de la Maguana que él conocía palmo a palmo, desafiando la justicia y la muerte en los tiempo de esos trágicos seis años de guerra contra Báez que transcurrieron de 1868 al 1874, con aquel soldado de la patria, oriundo de Puerto Plata, que luchó hombro con hombro con los excelsos héroes de la Restauración de la República en contra de la España, que derramó su sangre y sostuvo con viril fortaleza la insignia azul del partido de Luperón?

¿Cómo conciliar a aquel personaje de la historia nuestra, capaz de tomar sin su consentimiento el caballo del general José María Cabral para realizar sus correrías y tropelías en connivencia con sus aliados dominicanos y haitianos, con aquel futuro presidente, pulcro, educado, conversador, entendedor de varios idiomas, convertido en un sagaz e inteligente político que luego metió entre un puño de hierro y una trampa de sangre a los dominicanos por espacio de unos veinte años?

Las deficiencias de la época, las circunstancias que colocan al hombre en los distintos escenarios de la historia, el azar, se les imponen a estos como si esas fuerzas del determinismo ejercieran una fatal influencia sobre sus voluntades y sus aspiraciones, arrastrándolos cual simples actores de un drama preconcebido por las urgencias irresistibles del destino.

Terminada la gran guerra de la restauración en el año de 1865 Gregorio Luperón decide retirarse a su ciudad natal de Puerto Plata, manifestando una increíble y extraña decisión, por lo menos para un líder de su estatura con amplio dominio sobre la situación del momento, indecisión o decisión, de mantenerse al margen de las luchas políticas por el ejercicio del poder, no obstante él, irreductible nacionalista, ser la figura principal del liberal partido azul.

Después de esa guerra contra España se inicia un triste enfrentamiento , disputándose entre hermanos el disfrute del poder político; se suceden efímeros gobiernos presididos combatidos y derrocados por los mismos miembros del partido azul, cuyos jefes no lograban ponerse de acuerdo, a pesar del gran acuerdo que poco antes habían logrado, cuando la patria lo exigió, dando al traste con la segunda independencia nacional.

En ese entonces se mostraba en el horizonte de la nación recién liberada, emergiendo como una amenaza que esperaba al asecho la oportunidad del zarpazo, un fuerte gladiador, invencible competidor, dueño y señor de las grandes mayorías del sur, cuyos tentáculos y simpatías recorrían la república tras el poder, aquella recia figura que presidia el partido rojo: Don Buenaventura Báez Méndez llamado por el pueblo: “ Pan sobao”, que apareció siendo el beneficiario del debilitamiento de las fuerzas azules, distraídas por sus querellas y sus luchas internas, caudillo que representaba los intereses del grueso de las fuerzas conservadoras que dominaban la economía del país. Quizás fue esta grave situación una de las determinantes que indujeron al Prócer Gregorio Luperón a aceptar las ambiciones poco disimuladas de su pupilo Ulises Heureaux, permitiéndole convertirse en árbitro de los destinos del partido azul, advirtiendo en él la fortaleza el liderazgo y la determinación necesarias para enfrentar a tan colosal adversario.

Dice Horacio Blanco Fombona en su obra “El Tirano Ulises Heureaux” o “Veinte años de Historia Tenebrosa” que D Assas Heureaux padre de Lilis fue un hombre serio al decir de sus contemporáneos, adicto a lecturas morales y asistente diario a la misa, mestizo de francés y haitiana y que en una ocasión D Assas Heureaux comentando con orgullo los triunfos guerreros y políticos de su hijo, exclamó en el “creol” de su patria natal (Haití) :” Caball no parí puerc” pretendiendo decir; “ El que lo hereda no lo hurta” atribuyendo las cualidades de su hijo a su herencia biológica paterna.

El general Heureaux poseía todas las características de la raza negra, su fisonomía, el color, el pelo crespo y las facciones, nadie podía advertir en él rastro de mestizaje o mulataje. En una ocasión que departía con Don Emiliano Tejera uno de los temas que abordaron consistía en la necesidad de aclarar el color de los dominicanos, (tema que varias décadas después fue tambien preocupación del Generalísimo Trujillo) Lilis con orgullo le dice a su interlocutor:

” En la Sala Capitular de Cabo Haitiano existe el retrato de un francés completamente blanco cuyo nombre fue Doyen Heureaux ese francés blanco es mi abuelo”.
Lilis fue un guerrero de extraordinarias habilidades, con un valor a toda prueba, demostrado en mil contiendas, poniéndolo de manifiesto en nuestra región del sur donde ganó respeto cuando rescató el cadáver de Benito Ogando (a) Mano Ogando, muerto en la toma por las fuerzas del gobierno del cantón de “Rancho Mateo” rodeado de enemigos dispuestos a evitar a toda costa su rescate; tambien en la paz demostró sagacidad política, que lo llevo a superar todas las expectativas que como hombre de ambición se pudiera esperar de él en el momento histórico que le tocó vivir, llegando al extremo, de ganarse la confianza paternal del prócer de la restauración Gregorio Luperón, del presidente Fernando Arturo de Meriño y del presidente y Prócer Francisco Ulises Espaillat Quiñones, a quienes defendió con lealtad ,enfrentando las revueltas que surgieron en contra de sus administraciones.

En la guerra de los seis años contra Báez combatió en todo el sur de la república y demostró inteligencia, convicción y honestidad en sus principios, al despreciar los halagos del todo poderoso presidente, que lucía realmente imbatible, que le ofrecía a cambio de su fidelidad entre otras prebendas una gobernación en su gobierno.

Como político ducho Lilis previó, después de la experiencia adquirida en la etapa comprendida entre los años 1863 al 1874 que sin el apoyo de las fuerzas conservadoras que mantuvieron a Pedro Santana y a Buenaventura Báez en el cenit del liderazgo nacional no habría posibilidad de un gobierno fuerte capaz de enfrentar la sedición y la anarquía que arropaba la sociedad dominicana, por lo que, cuando accedió al poder de la republica lo hizo apoyándose en parte de esas fuerzas, e inició una feroz persecución contra los que no cedieron a sus reclamos e intentaron enfrentarlo tanto desde el litoral del partido azul, como aquellos Baecista y remanentes del Santanismo que no aceptaron sus promesas.

“EL PACIFICADOR DE LA PATRIA”, título con el que fue investido Lilis por la debilidad y miseria moral de sus acólitos en el Congreso de la República, fue uno de los gobernantes que más martirizó a nuestro país. Tan astuto, sínico, cruel y corrupto, que solo es comparable a Pedro Santana asesino de patriotas como la mártir María Trinidad Sánchez, a Buenaventura Báez y a Trujillo,
Ahora bien, si esto puede morigerar un poco su deuda histórica, es justo decir que el siglo X1X fue el siglo de las dictaduras y que Hispanoamérica estaba plagada de déspotas y caudillos que oprimían sus naciones bajo el yugo del absolutismo. Los regímenes liberales y democráticos constituían un ideal en estado embrionario, sus propulsores se convertían generalmente en mártires, situación que se prolongó hasta el siglo XX.

Les dejo al término de este sencillo trabajo un vivo ejemplo de la crueldad de Lilis:( del libro de H, B,F) sic.” El general Zapata, San carleño, alto, delgado, perfilado, oscuro, tenía la ciudad por cárcel y dormía con el Estado Mayor del presidente.

Recorría la capital en buena cabalgadura todas las tardes. Una noche empezó a morirse con agudos dolores estomacales. El hombre va mal díjole Dundún a Lilis, quien le replicó, no se preocupe que el hombre va bien.
Cuando Zapata murió, a las pocas horas, Dundún subió a informar de nuevo al Presidente: ¿No le decía yo que el hombre iba mal? A lo que respondió éste con una sonrisa reveladora: ¿Y yo, no le decía que la cosa iba bien?”

El general Zapata con su apostura física y su actitud arrogante despertó la sospecha en el siempre alerta dictador, que decretó su muerte por envenenamiento.

martes, 22 de enero de 2013




DUARTE EN EL BICENTENARIO DE SU NACIMIENTO
Wilson A. Acosta S.

El 26 de enero del año 2011 publicamos un artículo en este mismo sitio, nuestro blog, dedicado al padre de nuestra nacionalidad Juan Pablo Duarte y Diez titulado “DUARTE PADRE DE LA PATRIA.” En dicho trabajo realizado con mucho fervor, sin ninguna pretensión literaria ni de amplios conocimientos históricos, decíamos que: “El ejemplo de vida de este ilustre dominicano ha de servir de guía a todas las generaciones.” En el comentaba su entrega, su humildad y su sincero desinterés por la gloria personal, que lo indujo al auto-exilio antes que verse inmerso en la vorágine de los planes antipatrióticos al que el inevitable acontecer político arrastró con pasión a muchos de los hombres que junto a él crearon y juraron defender el sueño de la “Pura y Simple,” sueño, que para él constituyó un valor inviolable que no le permitió inmiscuirse, sino repudiar, esas querellas fratricidas inspiradas en el interés grupal, dado que su interés se identificó siempre con el servicio y el amor a la Patria. Su respeto por la ley y la legitimidad de las instituciones lo hizo renegar del acceso al poder por medios que no fuesen los que establecieran la constitución y las leyes que habría de votar la naciente república.

Dije también en aquel trabajo sobre el patricio, que ciertas mentes preclaras dedicadas a escribir sobre Duarte lo hicieron con tanta veneración y lo idealizaron tanto, que quizás sin proponérselo lograron convertirlo en una figura etérea, alejada por mucho del verdadero hombre, del calificado soldado de la patria que en realidad fue. Esto hizo muy difícil el camino para que el común de los dominicanos conociésemos la definición y dimensión humana de su personalidad, de su liderazgo y de su entereza como precursor y líder indiscutido del movimiento independentista de nuestra nación, y propició además que ignorásemos su accionar en el terreno físico social e ideológico que se vivió para su época, y el por qué, de su enfrentamiento con Santana y otros personajes que a la postre como una cruel paradoja, terminaron reposando junto a él en el altar de la Patria.
Tanto ha sido el olvido, que aun se discuten los verdaderos rasgos de su fisonomía. Algunos lo confunden con el retrato importado de un Lord Inglés.

Ha llegado el momento de la desmitificación de los héroes que en el discurrir de la historia del desarrollo social y humano de nuestras naciones han servido de cobijo y fortaleza, bajo cuyo predicamento moraron las aspiraciones de hombres y mujeres patriotas que anduvieron tras la concreción de la nacionalidad y la consiguiente fundación de un país independiente, anti-colonialista democrático y liberal, regido por leyes justas, sin discriminación. DUARTE es el precursor de una obra maravillosa que sin lugar a dudas aun no ha comcluido y que está plasmada en su excelente proyecto de constitución y en los altos conceptos vertidos por él en su ideario.

Nuestros héroes, nuestros mártires, nuestros maestros fueron ayer, lo son hoy, y lo seguirán siendo “hombres de carne y hueso” con sus pasiones con sus debilidades y con sus limitaciones, igual que todos los demás seres humanos.

A diferencia. de que estos hombres se elevan por encima de las urgencias y aspiraciones personales dedicándose a la lucha por el bienestar y las necesidades de la comunidad, atentos siempre al mejor futuro de la nación, tomando en sus manos ese estandarte que el destino les reserva, y que solo han de soltar con su desaparición física. José Martí, Simón Bolívar y nuestro Duarte son ejemplos de esos hombres excepcionales en América.

Estamos convencidos de que una gran parte de la culpa de la distorsión, que ha operado en el pensamiento de la mayoría de los dominicanos, que mal define al padre de la Patria, verdadero hombre hacedor de historia, se debe al concepto mítico con que se nos ha descrito por nuestros historiadores de ayer y parte de los de hoy, por lo que se hace necesaria la rectificación, tomando como base los documentos de la época y los excelentes trabajos de historiadores contemporáneos y darlos a conocer al pueblo llano ávido de un real encuentro con el verdadero y único padre de nuestra nacionalidad. DUARTE, durante esa larga y obscura noche que significö para nosotros la ocupación haitiana fue quien nos soñó !libres e independientes!

Hoy a doscientos años cumplidos de su glorioso nacimiento se hace impostergable también la aclaración de lo que ha sido tergiversado intencionalmente, ocultándose la verdad histórica para poder fabricar héroes, presentando a Duarte como un débil, pusilánime, de indefensa personalidad, concediéndole únicamente la calidad de un pensador, soñador, ideólogo de la nacionalidad y de la independencia, pero incapaz de acciones viriles y de actitudes guerreras y de mando.

JUAN Pablo Duarte fundo la Trinitaria en el año 1838 y en seguida inició una febril actividad a favor de la causa, enfrentando con valor los peligros que representaba su decisión en contra del Estado haitiano que nos comprendía como una especie de departamento o provincia, y que lo persiguió con saña convencido de que él constituía la cabeza del movimiento clandestino por la independencia. Para hacer más fácil su actividad separatista Duarte ingresó a la Guardia Nacional Haitiana, se capacitó militarmente y se alió a los revolucionarios haitianos que en 1843 derrocaron, con una revolución liberal llamada "La Reforma" el gobierno de Jean Pierre Boyer. Por su importante participación en esa aventura, DUARTE fue ascendido a Teniente Coronel de la guardia nacional haitiana.

¿No fue el Patricio a su regreso después de proclamada la republica recibido triunfalmente al grito de? ¡SALVE, PADRE DE LA PATRIA!!
¿No fue designado jefe de la plaza militar de la capital de la república por la Junta Central Gubernativa?

¿No fue Don Tomás Bobadilla y Briones primer presidente de la Junta Central Gubernativa quien firmó el decreto que designo a Duarte general del ejército libertador dejando así implícito el reconocimiento del gobierno provisional su primacía en los eventos de la lucha por la independencia?

Fueron Juan Pablo Duarte, Pedro Alejandrino Pina, Juan Isidro Pérez la línea dura del nacionalismo radical en aquellos momentos de gloria y sacrificio, mientras que a Mella y a Sánchez, un poco más moderados pero igual de meritorios, más conciliatorios y pragmáticos frente a las dominantes y apabullantes fuerzas nacionales conservadoras, las más poderosas social y económicamente de la nación, les tocó realizar aquel acuerdo político desigual. Esa manifiesta desigualdad fue la razón por la cual a partir de la proclamación de la república el conservadurismo tomó el poder iniciando la persecución de los trinitarios considerados radicales nacionalistas , calificándolos de enemigos de la paz. Envolviendo en una nebulosa de falsedades la personalidad de un hombre que vivió y murió sin lugar a dudas fiel a su ideal anti-colonialista, añorando ver una patria libre y soberana para felicidad de todos los dominicanos.

¿ No fue una parte de los hombres dirigentes de la guerra de la Restauración los que recelando del patricio ,que como un soldado más regresó de su exilio en Venezuela a ponerse a las ordenes de la Patria, y considerándolo como un posible contrincante a sus aspiraciones a la presidencia de la república, decidieron mediante artilugios nuevamente extrañarlo del territorio nacional? No olvidemos, que las huestes del Baecismo y del Santanismo arrepentido conformaban el grueso del ejército y de la dirigencia en esa gesta.

Duarte estuvo siempre presente en los momentos estelares que se escenificaron en la república antes y a partir de su proclamación, fue el temor a su inconmovible convicción nacionalista y anti-colonialista lo que lo condenó a sufrir el martirio de ser rechazado y extrañado del país por las fuerzas sociales que en aquella época representaban el conservadurismo más extremo y cuyo ideal se concretaba a la separación de los dominicanos del pueblo haitiano, para luego atarnos a Francia, a España o a los Estados Unidos de América o a Inglaterra.

El Doctor Santiago Castro Ventura en su obra “Duarte en la proa de la Historia” Premio Nacional de Historia José Gabriel García”, nos presenta una faceta del Duarte desconocido distinto del que aparece en El Cristo de la Libertad de Joaquín Balaguer o en la obra de Pedro Troncoso Sánchez, nos dice, que el patricio fue calificado por personalidades extranjeras de:” joven radical anarquista” y a su proyecto se le calificó de: “disparatoso”. la iglesia arremetió contra él y sus ideas llegando al extremo de que el Arzobispo Portes Infante emitió una pastoral amenazando con excomulgar, y excomulgó, a todo el que se opusiera a los dictados del presidente Santana y a su dictadura en el preciso momento histórico que el dictador ordenaba el apresamiento y la deportación de Duarte “.

Fueron estos los peores enemigos de Duarte, los que denunciaron al gobierno haitiano sus actividades conspirativas, los que aspiraron la separación pero no la independencia, acusándolo de traidor a la Patria.

En el trabajo publicado por el distinguido escritor Andrés L. Mateo en ALMOMENTO.NET titulado” EL OTRO DUARTE” el 17 de enero del presente año, expresa lo que a continuación transcribimos:
¿Por qué es sobre las grises viñetas de la vida de este hombre que se levanta la Patria? ¿Quienes tejieron el esfumato humano que describe su cólera?
¿Allí, donde el martirio sustituye al acto, el azar al destino, los lúgubres graznidos del desconsuelo al entusiasmo alborozado de soñar un país, no había, acaso, un hombre condolido, un ser humano concreto, descojonado sobre el dolor?

Y prosigue:” Para los hombres de mi generación, JUAN PABLO DUARTE era un lampo, y debió haber sido un trueno. Es un quejido y debió ser un portazo estentóreo. Es casi una lágrima y debió haber sido una llama.

El DUARTE de nuestras travesías ha sido etéreo, confesional y marcado por la tragedia. Casi sin epopeya, se sostiene de un soplo…“

Es cierto, decimos nosotros. El DUARTE que recibimos y conocimos en las obras clásicas ha sido un DUARTE etéreo, rodeado de ficción y de mentiras, por lo que hoy clamamos por un DUARTE de “carne y hueso” de acuerdo con lo dicho por Andrés L. Mateo en su “EL OTRO DUARTE” un DUARTE: “QUE SE SACUDA EL PANTALÓN Y NOS DIGA: ¡COÑO NOS HAN ENGAÑADO¡”.