jueves, 12 de marzo de 2020

MI OPINIÓN

WILSON A, ACOSTA S.-

Por convicción y sensatez, creo con firmeza, que el país no debe convertirse en un escenario donde se diriman y se decidan las inconformidades y los diferendos de políticos tradicionales que han vivido permanentemente confundiendo el patrimonio y el destino nacional con sus propios intereses. Es una herencia que debe ser superada, que hemos venido arrastrando desde la misma fundación de la república, fortalecida por sus mejores exponentes: Pedro Santana, Ulises Hereaux y Rafael L. Trujillo.

Hoy ya se evidencia que va quedando atrás el tiempo en que los profesionales de la demagogia y la mentira manipulaban la voluntad de una parte del pueblo induciéndola a decidir en las urnas en contra de su propio destino. Celebramos que esa especie de “dominicanos predestinados” esté en vía de desaparición.}


El ambiente de crisis que ha surgido tras las frustradas elecciones municipales del 16 de febrero pasado ha tomado tonalidades alarmantes. Se insiste en seguir obscureciendo el panorama, mientras la mayoría del pueblo se activa exigiendo de sus líderes la pacifica solución del grave problema.

Nadie en su sano juicio puede creer que los partidos políticos del sistema, en especial aquellos que por ser mayoritarios disputan las preferencias del voto en esta contienda, fuesen capaces de semejante locura.
El clamor del pueblo pide que deben ser correctos y creíbles los resultados de las investigaciones dispuestas para aclarar la causa eficiente de aquel inusitado error.

Es cierto, este lamentable suceso ha provocado una ola de indignada protesta en todo el pueblo, además de un peligroso sentimiento de frustración deprimente para aquellos que fueron a depositar su voto el 16 de febrero, pero, la prudencia y la madurez cívica adquirida por los dominicanos a fuerza de tristes experiencias en el curso de su historia, le imponen el camino civilizado del voto universal como UNICA ALTERNATIVA para conservar la democracia y la paz.


El partido de la liberación dominicana en el poder sufrió una reciente y lamentable escisión, como resultado de esto perdió uno de sus dos principales líderes, no obstante, esta organización ha retenido su fortaleza partidaria. El partido revolucionario moderno surgido luego de la división del viejo partido revolucionario dominicano ha crecido en las preferencias del electorado por lo que ambas instituciones pld y prm disputan hoy por la simpatía de las grandes mayorías de votantes para la celebración de las elecciones presidenciales y congresuales de mayo.


No siempre las cosas cambian para mejorar. Existen instituciones partidarias, de las que en américa se dan ejemplos, que poseen la virtud de irse renovando con el tiempo poniéndose al nivel del proceso evolutivo, dilatando su momento histórico ante la clara comprensión y aplicación de las necesidades de sus pueblos desde el ejercicio del gobierno.

Resulta que en nuestro país se viene operando un cambio interesante, sectores que tradicionalmente fueron olvidados en sus reclamos por la solución de sus necesidades fundamentales han estado siendo oídos y atendidos, la economía del país ha tenido interesantes transformaciones y progresos, ambos indispensables para que la gobernanza en democracia inicie su desarrollo y madurez.
El cambio es una constante en el devenir de la vida social lo es también en la vida del hombre en su formación como individuo. Todo cambia. Es una ley universal.



El cambio tanto en las preferencias políticas como en las preferencias ideológicas define el desplazamiento de los liderazgos hacia aquellas figuras públicas o partidos que emergen ofertando nuevas ideas y nuevas propuestas en beneficio de la colectividad. Hoy en día, la expresión de CAMBIO está de moda. Muchos la enarbolan convencidos en nuestro país.



Esperamos pues, que sea cual sea el color del partido que resulte ganancioso este 15 de mayo, no se le ocurra, como ha sucedido en distintas ocasiones de nuestra vida republicana, interrumpir por mero egocentrismo el auspicioso proceso que va construyendo la zapata de nuestro futuro desarrollo.