sábado, 8 de diciembre de 2018

EL ÁNGEL BUENO DE ÁNGEL ATILA

A LA MEMORIA DEL ILUSTRE POETA
W.A.A.S.-
Bajo la sombra de un ciruelo florecido, levantado a merced de unas manos benditas que a diario regaban con amor sus raíces…
A espaldas de la enorme estructura de concreto que una vez sirvió de continente al agua del molino que otrora sació la sed a un vecindario humilde; un niño en silencio, analizaba con la inocencia de sus pocos años, con la natural curiosidad de un ser que despierta a la vida ávido de interpretar su entorno, la ocasional escena donde dos soñadores sentados en sendas mecedoras, regalando sonrisas que traducían afectos, pletóricos de rima, colmaban el humilde espacio con la inquietud de lejanos recuerdos, que esperaron impacientes aquel fraterno encuentro para explosionar…


Uno alto y delgado, con la mirada llena de infinito, se movía nervioso, con un poco de temblor en sus manos de dedos largos, sosteniendo un saxofón. Con un sueño inconcluso brotando poco a poco de sus labios, como brota sin prisa, en silencio, la rosa en la mañana… Una canción de amor que el instrumento musical decía a desgano cansado ya de repetirla tantas y tantas veces…
El otro, delgado también, de baja estatura, aprisionaba entre sus manos un pequeño libro cual si fuese un tesoro, del que solo atraía a mi intrusa mirada, los encendidos colores de su hermosa cubierta.

Aquel hombre extasiado, indagaba con deleite el texto de sus páginas, con tal empeño como si hubiese entre sus líneas un ser oculto que le negara el poder de develar de un tirón su contenido. Entre tanto el niño se entretenía examinando con detenimiento el tamaño y la delgadez poco común de aquel pariente, que esporádicamente visitaba la casa de sus padres para hablar de poesía y tomarse unos tragos, entre el tráfago de risas y melodías sacadas a un viejo saxofón.


Es que el poeta cuando sus estudios universitarios se lo permitían, llegaba a su Neiba armado de una nueva lectura para ofrecerla y a la vez comentarla en amena tertulia con su primo que siempre esperaba con ansias esas novedades, como fueron: “Dora y Otros Cuentos” de Delia Weber” Retablo Satírico” de Roberto Guidí, “Thais” de Anatole France, entre otros clásicos preferidos por los jóvenes inquietos de la época.

La voz del visitante se deja oír con un nuevo ejemplar en sus manos:
“Primo, esta es la excelente obra de la cual tanto te he hablado. Ella hace alusión al elemento espiritual que aposenta en la mente de todo poeta, conduciéndolos por lugares paradisiacos, susurrándoles al oído temas en momentos de inspiración y éxtasis…
”Ese misterioso ente” que nosotros conocemos como inspiración, numen, estro o musa… Pero que este insigne poeta y escritor nos lo define en su inigualable prosa como”Demoniun o Demonio”.

Sí, seguía diciendo, me refiero al grandioso ”Carlos Baudelaire” que tiene en su obra “Pequeños Poemas en Prosa” un poema titulado “Exterminemos a los Pobres” en el que confiesa lo siguiente: “Puesto que Sócrates tenía su Demonio bueno ¿Por qué no había yo de tener mi Ángel bueno?… Existe esta diferencia entre el Demonio de Sócrates y el mío, expresa en su poema “Baudelaire”, en que el de “Sócrates” no se le manifiesta sino para defender, avisar o impedir, y el mío se digna aconsejar, sugerir, persuadir.”

Ese Demonio bueno que poetas y filósofos antiguos conocían, es muy diferente al concepto que luego le endosó la concepción judeo-cristiana, como la de un espíritu satánico o maléfico.
Todo lo espiritual es un misterio. Ese misterio bueno, que llenó de luces la mente excepcional de los poetas griegos iluminó también la mente del poeta nuestro e hizo un retrato de su alma en las estrofas de sus bellos sonetos y de su prosa elegante.


Ángel A. Hernández Acosta y mi padre fueron unos primos de excepción, los años de vida que mi padre le llevaba no fueron óbice para que entre ambos floreciera desde la juventud hasta la muerte una sincera entrañable amistad. Se querían como primos, como amigos, se admiraban sin que las bajas pasiones propias de la naturaleza humana los tocaran. No pudo separarlos la pérfida política pueblerina. Se colocaron por encima de las viejas y de las menos viejas querellas que dividieron familias en nuestro pequeño pueblo.


Yo lo admiré desde el momento en que mi escolaridad me permitió leer “Coctel de Escenas” y “Cañamaca”. Más tarde, confirmé esa pasión por sus escritos, cuando su Demonio bueno después de varias publicaciones le susurró al oído… Y escribió “CARNABÁ”.
2-12-18
EL ÁNGEL BUENO


W.A.A.S.-



El poeta brinda compasivo
Una mirada de aliento en el camino
Aquel mendigo que se viste de olvido
Que deambula solo a la deriva
Por senderos de abrojos y de espino
Sin quejarse, sin un ¡ay! de dolor
Proclamando ufano entre la gente
Que el espacio y el tiempo
Solo son ilusión para la mente…

El poeta intrigado se detiene
Escruta la mirada sin dobleces
De esos ojos abiertos
Y descubre escondida en sus pupilas
La verdad de la vida y de la muerte

La musa del poeta se estremece
Cuando la luna gratifica desde arriba
Con sus rayos dorados el rostro alegre
Del viejo mendigante

En esos ojos descubre convencido
Que un ángel bueno guía su camino
Y ese martirio que punza cual espino
Es el amor que al corazón redime
Porque el cielo no abandona al hijo
Libre de la pasión sin temor al naufragio
Que ama la vida aunque desmadre el rio.
Aunque derribe árboles o arrastre el caserío.
5-12-18




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domingo, 4 de marzo de 2018

Frontera y Globalización

Wilson A. Acosta S.

Hemos escuchado a personas entendidas en la materia aseverar que la globalización como derivado del super desarrollo de la economía y del inusitado avance de la ciencia y la tecnología ha traído consigo, a contra pelo, la supremacía del individualismo ante el interés social, convirtiendo al hombre en un ser sumamente ambicioso, inclinado hacia metas muy personales, colocando en un segundo plano el interés común. Y que, obnubilado por el caudal de las maravillosas ofertas de bienestar y disfrute que les ofrece el nuevo estatus mundial va perdiendo el sentido ético de su naturaleza. Parecería que la ambición en el hombre se hace ilimitada ante el nuevo universo que se le oferta.

Se afirma en una discutida tesis escrita por el politólogo Francis Fukuyama en el año 1992 titulado EL FIN DE LA HISTORIA, la desaparición de la historia y el fin de las ideologías; la primacía del capital, de la tecnología y de la ciencia como fundamento de la futura sociedad humana y el predominio mundial del liberalismo económico liderado por Estados Unidos y Europa tras la derrota del facismo y del comunismo.

La globalización de las comunicaciones a pesar del enorme salto que representa en el tránsito de la humanidad hacia estadios superiores de civilización, ha introducido también modalidades completamente demoledoras en las sociedades que como las nuestras del tercer mundo, viven inmersas en el subdesarrollo; ha maleado nuestras costumbres ancestrales, nuestra cultura, nuestro lenguaje, nuestro pensamiento. Introdujo hasta esa forma cruel, sofisticada, de ensañamiento en la ejecución de los crímenes comunes, fruto de esa mala influencia que exhibe la innovación de la TV el internet y el cable a todos los rincones del mundo las veinticuatro horas del día. Es indiscutible que la ignorancia carece de posibilidad racional e intelectual para poder “Separar la paja del trigo” razón por la que el pueblo ignaro será siempre presa fácil de ese mensaje novedoso que atrapa las mentes incapaces de discernirlo.
Es indudable que la sociedad desarrollada vive hoy una etapa crucial de procesos y progresos. De cambios transformadores hasta hace poco impensables.

Cierto que la supremacía de la economía de la ciencia y la tecnología ha dado por llamar “Aldea Global “a lo que hasta entonces fue un enorme globo terráqueo donde la mayoría de las naciones casi se desconocían, con grandes diferencias en sus respectivos desarrollos socio- económico, repletas de atrasos e inequidades, que la magia de la tecnología de los países desarrollados los ha convertido en una vecindad.
Los separaban millares de kilómetros de distancia y aún otros tantos de civilización y conocimientos.
Ahora, los une una cercanía virtual.

Tal parece que nos encaminamos hacia un cambio radical en lo que respecta al concepto del estado nacional surgido en el siglo XV111; de los principios éticos, morales, sociales espirituales y religiosos que desde entonces han predominado en las naciones occidentales.

La riqueza, el deseo desmedido de todo lo “bueno” que ésta ofrece, sumerge al hombre de este siglo en un fatal individualismo, mientras que las élites que gobiernan el mundo cada vez más cerradas, se disputan los depósitos de los valiosos minerales que reposan en el subsuelo sin importarles el daño que su explotación acarrea al eco sistema y medio ambiente de nuestro planeta.
Indiferentes ante el drama de millones de seres humanos que huyen por el hambre y el horror que provocan las modernas e infernales armas que se emplean en la guerra por la supremacía económica y tecnológica mundial. Dando origen a una de los desplazamientos de migrantes más grandes que registra la historia de la humanidad.

Insensibles ante toda esta tragedia los amos del mundo se regodean en el exceso de sus riquezas, en pos de debelar los secretos de la ciencia; entretenidos en la conquista del espacio, apoyados en el capitalismo extremo que amenaza la paz del mundo, ignorando la miseria moral, el hambre, desamparo y analfabetismo de miles de millones de seres, víctimas de esa política negadora de justicia y de derechos humanos, obligados requisitos para mantener la paz la armonía y el real progreso entre los hombres.
A propósito de aquellos pobres países desde donde centenares de miles de sus habitantes al borde del colapso se han lanzado por los caminos inciertos de la emigración, le exponemos el ejemplo del triste cuadro de desesperanzas y abandono que acogota a nuestro vecino Haití.

Haití comparte la isla de Santo Domingo con la República Dominicana, posee la tercera parte de un territorio que no alcanza los cien mil kilómetros cuadrados, esa tercera parte ha sido devastada en sus ríos su flora y su fauna por la miseria y falta de educación de sus habitantes, por la negatividad y falta de interés de sus líderes políticos que le han gobernado a partir de la proclamación de su independencia. No obstante la vecindad física que acerca a ambos pueblos, existen poderosas razones históricas, idiomáticas culturales y religiosas que han interferido en su entendimiento.

La república Dominicana logró su independencia de Haití en el año 1844 después de 22 años de ocupación durante los cuales su imposición no logró diluir la identidad nacional de los dominicanos. Estos hechos incontrovertibles han de tenerlos en cuenta todo aquél que se proponga realizar un serio estudio del comportamiento secular entre ambas naciones.

En el presente la migración haitiana en la república dominicana establecida en campos y ciudades es masiva. Satura nuestro territorio de niños pedigüeños, mujeres embarazadas y hombres ofertando su fuerza de trabajo.
Desbordan las posibilidades de un país pobre como el nuestro que lucha por resolver sus graves problemas domésticos de salud vivienda educación y empleo. No es posible establecer con exactitud el número de hombres mujeres y niños que han ingresado libremente por la frontera por ser este un tránsito ilegal no regulado; se estima que alrededor de dos millones ya lo han logrado a partir de la muerte del presidente Trujillo ocurrida en el año de 1961, que custodió, en su férreo mandato de treinta y un años, con celo y orden la frontera. Hoy con el apoyo de las constructoras oficiales y particulares de los grandes y pequeños agricultores beneficiarios de la mano de obra barata en detrimento del obrero y del trabajador agrícola nativo, los haitianos vienen como en romerías a establecerse ilegalmente en nuestro territorio con el público beneplácito de instituciones internacionales que se entienden por encima de nuestras leyes y nuestra Carta Magna, desconociendo nuestra soberanía, pues les resulta más fácil dar esa simple solución a tan espinoso problema.


Los países del tercer mundo ven caer cada vez más en dependencia sus débiles economías e instituciones que han sido tomadas por el nuevo orden que hace al rico más rico y al pobre más pobre. No han querido comprender que la desigualdad la injusticia y el hambre amenazan con atravesar las fronteras y los muros de las grandes naciones, que no podrán detener la avalancha de millones de seres humanos en su desesperada búsqueda de lo esencial para poder vivir con dignidad.

La migración haitiana está siendo rechazada en todos los países, se aprestan a endurecer sus leyes para evitar “la migración no deseada” que por todos los medios les está llegando de Medio Oriente África México América latina etc…Tan patética es la situación que se ha llegado a predecir que de seguir este estado de cosas, la humanidad se expone en un futuro no muy lejano a una grave desestabilización.

La democracia y la libertad que se practicó en los siglos X1X y XX netamente teórica, enunciativa, excluyente, debe quedar en el pasado; la tecnología el capital y la ciencia deben ponerse al servicio de la educación y el desarrollo de los que permanecen en el atraso, abrirle paso a la democracia social de igualdad y justicia para todos, que sean sus objetivos primordiales la educación, la vivienda, la salud, el trabajo, la equidad, asegurando la participación de todos los ciudadanos, mediante consulta, sobre los temas referentes al presente y al futuro de la vida institucional en sus respectivos países, sobre todo, que las potencias dueñas del capital y la tecnología comprendan que deben pagar el precio de la paz prestando ayuda con honestidad al desarrollo de los pueblos que por razones harto conocidas no han logrado superarlo. Esa debería ser la gran meta del futuro.

Nuestro país se encuentra en estos precisos momentos en una delicada situación en que urge definir ante todo el problema migratorio, primero: la repatriación de los ilegales que inundan nuestro territorio. En segundo lugar: establecer una responsable y severa custodia de nuestra frontera física y jurídica con Haití, que evite su impune violación cumpliendo con las leyes y reglamentos que nuestra legislación dispone para corregir ambos casos. Solo así podrá asegurarse un futuro promisorio de paz y prosperidad a las dos naciones que ocupan esta pequeña isla.






sábado, 3 de febrero de 2018

REMINISCENCIAS DEL” PATIO NEIBERO”

Wilson A. Acosta S.
A LA MEMORIA DE DIÓGENES NOBOA LEYBA

En una anterior entrega hecha por mí en las páginas de este blog expliqué el origen del “Patio Neibero.” Me referí a los motivos íntimos que empujaron a mi pariente Diógenes Noboa Leyba, EPD, a convertir una parte del patio de su residencia en el Ensanche Luperón de la ciudad capital en un lugar donde junto a un selecto grupo de sus parientes cercanos y sus más Íntimos amigos pudiera someterse a una saludable catarsis, dando rienda suelta al recuerdo de su patria chica, a los hechos más relevantes acontecidos en el curso de su historia, bajo los efectos de un buen whisky que con moderación libaban, aderezado con una rica “picadera,” precedido de un suculento sancocho criollo. Corrían los años de la década del mil novecientos sesenta con sus serias complicaciones político-sociales que mantenían un estado de permanente conspiración en el país…

Para estos buenos y agradecidos hijos, empeñados en evocar los años de su juventud disfrutados a pleno pulmón en las verdes veredas de El Tanque o en las calles empolvadas de su natal Neiba, qué mejor, se decían, que el “Patio Neibero” como escenario propicio para dilucidar esas añoranzas y a la vez discutir sobre las distintas soluciones que entonces se planteaban públicamente a la delicada situación imperante.
Ellos en sus acostumbradas juntas de todos los domingos hablaban de la vieja aldea como si la hubiesen conocido desde su fundación, daban fechas, describían personajes y escaramuzas, manteniendo el interés de los que sólo escuchábamos, como yo, ávidos de empaparnos de la sabia dialéctica de estos neiberos de pura cepa desbrozando las páginas de nuestro pasado. En sus palabras quedaban impresos los colores y el olor acre de la tierra blanca humedecida a veces por escasas lluvias, del aroma de las flores del abrojo, del cigarrón, de la Resedá, de la Sangre de Cristo.

Cómo les fluían los sentimientos de solidaridad con la ruralidad de aquellos personajes de leyenda a que aludían, transportándose a la hermosa llanura, cubierta de polvo, de sol y pobreza, tal como si se desarrollara el drama en el presente, recreando sus correrías y travesuras llenas de interesantes episodios épicos, incluso cuando el relato se hacía con sobria expresión si así lo demandaba el argumento y la importancia de los protagonistas… Porque también la sobriedad es elocuente si se expresa con sinceridad y gozo.
Estos hombres describían las memorias pasadas con la misma exactitud con que se las habían descrito sus padres y sus abuelos el día que estos entendieron llegada la ocasión de ponerlos al tanto de los hechos domésticos que engrosaban un prontuario de pintorescas historias, o de los hechos más trascendentes acaecidos en la aldea.

Una aldea construida de tablas hechas de roble, palma cana y pisos de tierra artísticamente adornados y apisonados con sacos de cabuya , una cocina a unos cinco pasos de la casa, y la letrina en el fondo del patio para evitar que el hedor “ofendiera” cuando la brisa soplase. El breve trino de nuestros pequeños y autóctonos ruiseñores, “serenateando” el sueño de aquellos seres rezagados en las madrugadas claras y tibias de Neiba, armonioso canto que llegaba desde el monte cercano repleto de baitoas, bayahondas, olivos y cayucos con profusión de nidos; las incursiones de las iguanas tratando de convivir con la familia en los patios amplios, desguarnecidos, en busca de sobras para alimentarse, el vuelo rasante del guaraguao amo de las alturas en la sierra, depredador de las crianzas de las aves domésticas. ¡Una aldea configurada y habitada por verdaderos hombres y mujeres hechos de hierro!

Resulta que el neibero, carente de riquezas materiales dada la situación geográfica del terruño con su naturaleza avara, se vió obligado a buscar el sustento a fuerza de inauditos sacrificios, pero también dispuso su corazón decidido a construir un tesoro de amor y reconocimiento a los valores que en esa lucha consolidaron con su esfuerzo, guardando con orgullo en la conciencia común para el disfrute de las generaciones sus buenas victorias ganadas unas en la cotidianidad y otras en los desvelos por la patria grande.
¡Ah!, olvidaba el corral de los chivos, situado un poco más lejos del hogar, donde en las mañanitas se “arreñalaban” con un cántaro vacío las amas de casa en pos del ordeño de las chivas paridas, para confeccionar temprano con la leche calientita el desayuno de los rezagados que aún dormían, y hacer el queso. ¡Eran heroínas esas matronas de Neiba!

En ese entonces Neiba se dividía en dos mitades separadas por una franja de terreno casi deshabitada: Pueblo Abajo y Pueblo Arriba, este último, el vetusto y primigenio Neiba, donde nació Manuel de la Candelaria y Apolinar Perdomo Sosa traído al mundo por Dolores Sosa en la vieja casa solariega de su padre el general Francisco Sosa, situada en la esquina noroeste del parque que lleva el nombre del insigne poeta’” frente al hoy abandonado palacio de la gobernación que nos legó el generalísimo después de darle categoría de provincia al municipio en 1943; entre otros símbolos se hallaba la vieja comandancia de armas, la casa de hospedaje de la señora Ñañán Recio y la antigua iglesia donde el padre Meriño ofició su primera misa.

Pueblo Abajo, que comenzó a crecer vertiginosamente con visos de modernidad, con casas techadas de zinc con bellas galerías, con pisos, aceras de cemento y calles bien trazadas, convirtiéndose en un franco desafío a la primacía que ostentaba el centenario e histórico “Pueblo Arriba”. Iniciándose luego el futuro centro comercial con la tienda de Alberto Perdomo Sosa, una Botica o Farmacia cuyos propietarios procedían de Azua, entre otros establecimientos de no menos importancia.

Era la época de los gorriones, frágiles y pequeñas golondrinas hoy desaparecidas, que nublaban el cielo con su muda alegría de hermosas piruetas, que atraían a los niños que lanzaban al aire la inútil trampa de un trozo de papel con un orificio amplio y redondo en el medio, ayudados por un pequeño palo, con la inocente ilusión de que el ave en una de sus locas piruetas introdujera la cabeza en él y quedara prisionero precipitándose irremediablemente al suelo; o aquellos días de ensueño cuando las aves migratorias luciendo sus bellos colores hacían vibrar con su algarabía nuestro pedazo de cielo, tras su largo peregrinaje desde la florida, hasta alcanzar nuestro lago Enriquillo y otros humedales de la región.
Época de fuertes remolinos que nublaban de polvo toda la aldea, que arrastraban los cacharros de los patios y hacían volar llevándose lejos la ropa mojada recién tendidas al sol del mediodía, obligando a los mayores a cerrar puertas y ventanas, y a los niños a hacer la santa cruz, cruzando sus dedos índices con sus pulgares, porque según la tradición en el vórtice de aquel fenómeno viajaba un demonio y era obligación del buen cristiano despedirlo oponiéndole la cruz para evitar ser raptados.

Época del “San Lorenzo amarra tus perros y manda el viento” dicho a viva voz en los meses propicios del año, cuando el mango maduraba sus frutos en los cercanos conucos de El Tanque, El Tejar y Las Jabillas, todos apelaban al santo para que con la ayuda de la brisa hiciera caer la preciada fruta de los enormes árboles que muchas veces suplió el pan en los más pobres.
Comentaban los contertulios, que cuando aquella comunidad semi-rural celebraba con apasionada religiosidad las fiestas del santo patrono, sus habitantes experimentaban una sublime transformación, se amenizaban fiestas con la orquesta de San Juan de la Maguana o la orquesta de Azua, esta última llegaba como un obsequio del Presidente Lilís a la sociedad de un pueblo que consideraba amigo. Nos decía nuestro pariente Diógenes Noboa Leyba que los músicos de San Juan antes de irse daban un “pasa día bailable” en casa de doña Justa Peña, casada con un sanjuanero, como muestra de afecto al pueblo y a la familia de su compueblano.
Según los contertulios del “Patio Neibero” los días que duraban los festejos en conmemoración del patrono San Bartolomé eran los mejores y más esperados del calendario, contaban con satisfacción que en cierta ocasión apadrinaron la candidatura de una hermosa joven cuya ascendencia no pertenecía al pueblo, ellos la hicieron reina de las fiestas patronales venciendo a una candidata no menos agraciada, preferida por un sector chauvinista de la juventud que pretendía que ese privilegio debía ostentarlo solo una joven nativa.
Era la época en que los poetas en cierne estrenaban sus mejores poesías en honor a la reina y a su corte, pues es bueno que se sepa que Neiba desde siempre ha sido un pueblo de poetas, tanto así, que “hasta los locos rimaban sus desvaríos”, fue una cualidad que heredamos de los azuanos fundadores llegados en el año 1735 y reforzada por la cantera de maestros y maestras que en el discurrir del tiempo llegaron de allí y de otras latitudes con la palabra alada a flor de labios, la pizarra, la tiza, y ese deseo de superación personal e intelectual que inocularon en la juventud.

Diógenes Noboa Leyba fue un correcto militar, poeta, conocedor de la historia de su región, excelente conversador, que con su comportamiento afianzó el sentido de solidaridad en nuestra familia. Cargaba en su alforja de militar itinerante las remembranzas de su Neiba querida. Cierto día al referirse con orgullo a la evolución de su pueblo nos decía: Quiero que sepas Wilson que los terrenos donde hoy está enclavado el parque Duarte primero fue una propiedad agrícola que se beneficiaba de las aguas que bajaban de la sierra, luego, fue el mercado público, y en la década de los años cuarenta el ayuntamiento del municipio mudó el mercado construyendo en esos terrenos el parque al cual la dictadura le dio el nombre de “Presidente Trujillo.”

Cierto domingo en uno de esos encuentros, como cosa intrascendente, se habló de los locos que pululaban por las escasas y polvorientas calles de la población: “come mangos”, “pancho petaca”, “Calderón,” “perfecto nova…” éste último inmortalizado por Armando Sosa Leyba en uno de sus escritos.
Alguien afirmó que todos nuestros enfermos mentales eran inofensivos. Entonces surgió la voz disidente del anfitrión:
¡Un momento señores!
¿Han olvidado ustedes al loco ilustre? Aquel descendiente de una familia representativa de la comunidad, cuyos ascendientes procedían de Azua, que al empeorar su peligrosidad fue recluido en una habitación y atado a un horcón…Cuando éste solía soltarse todos los habitantes del pueblo, niños viejos y jóvenes huían despavoridos a encerrarse en sus respectivas viviendas. El loco recorría en un santiamén el pequeño pueblo que encontraba desierto…Entonces se detenía y con evidente expresión de disgusto exclamaba:
¡Coño carajo! ¿Por qué me ha tocado vivir en un maldito pueblo de locos? Donde todos viven huyendo o escondidos en sus casas, trancados a “jacha y machete”, huyéndole a un hombre tan serio e inteligente como yo.
Afirmaba mi pariente que ese pobre hombre en sus momentos de tranquila soledad, le afloraban los recuerdos de un amor perdido, y solía declamar así:
No fue sólo una ilusión de un día
Tampoco el fruto de una fugaz pasión
¡Oh, apiádate de mí Leoncia mía!
¡Dueña absoluta de mi corazón!

Otro domingo, recordando algo más reciente, la década de los años cincuenta, se trajo a colación las colonias de españoles de húngaros y japoneses establecidos por Trujillo en la región.
En el municipio de Duvergé se asentaron españoles y húngaros, al municipio de Neiba se llevaron japoneses. Semanalmente un camión del Ejercito Nacional llevaba a la colonia de Duvergé un cargamento de plátanos enviados por el régimen para cooperar con la alimentación de los colonos. Los españoles se encontraban disgustados porque al llegar lo que encontraron defraudó sus expectativas, no era ni sombras de lo que se le había prometido, así lo manifestaban públicamente…Por lo que en una de esos días en que llegaba el ya odiado camión con su carga de plátanos, un colono español se pronunció de esta manera:
¡”Este hijo de puta [refiriéndose a Trujillo] es idéntico a paco [refiriéndose a Francisco Franco] nos ha traído engañados a su país a darnos de comer madera!”.

Duraron poco estos españoles en la colonia, todos abandonaron la región, según se rumoraba algunos volvieron a España, con excepción de unos pocos jóvenes que formaron familias con hermosas muchachas de las comunidades cercanas.