domingo, 26 de febrero de 2017

LA IGNORANCIA
WILSON a, Acosta S,

La ciudad agoniza
Pero los ignorantes llenan sus calles y sus plazas
de fingida alegría
Desde la salida del sol… más allá del crepúsculo
Danzan en loco carnaval de algarabías y risas
Son seres que a lo lejos se confunden
Con cadáveres que arrastran penas ancestrales
Más, las rosas dormidas deshacen sus colores
Y sepultan aromas, confundiendo la vida con la
muerte.

La ciudad agoniza
El vientre enfermo de su cuerpo inflama
Una deidad maligna le absorbe su energía
Pero, corazones hipócritas lo niegan. Se declaran
de fiesta, para ocultar su infeliz cobardía
La tierra gime por la sangre que han vertido
Generaciones de héroes sacrificados
Sepultos por la ignominia de lo injusto
¡Al compás del dolor y las espinas ¡

El llanto que el dolor hace brotar de los
ojos cansados, algunos dicen que es fértil lluvia
que el amor derrama…
A la vez que sonríen con malicia y torpe indiferencia
Y el pobre pueblo, junto a la loca ciudad desordenada
Por la trampa artera de los titiriteros
Agonizando sin saber que sueña
Bajo un obscuro cielo que brama como un toro
En un mundo irreal que lo cautiva
Inducido por el opio que la maldad le inyecta
Añorando la rosa. Traspasados sus cuerpos
Por millares de espinas disecadas…agoniza…
Agoniza tendido en el polvo de sus noches amargas

¿Y si fue en un erial donde ayer sembramos
la esperanza?
¿Cómo han de abrir sus pétalos dormidos,
las rosas mortecinas? Esperemos que un día,
no lejano, la savia de la vida haga brotar
del pueblo la conciencia, y el rosal se levante
de la muerte, en florescencia…