martes, 12 de abril de 2011




MI DIOS
Wilson A. Acosta S.

DEUS… Tú sólo eres el responsable
De la conciencia que habita en este mundo
¡TÚ INVENTASTE LA VIDA ¡….
Tú trajiste el dolor y lo depositaste
En el débil corazón del hombre
¡LO ENSEÑASTE A SUFRIR ¡

Eres el creador de la naturaleza que iluminó
Los cielos
¡Pariste las estrellas!
De tu Cayado surge el rayo que aniquila
Y el fragor del trueno que anonada
Que hizo temblar la humanidad primera
¡En las cavernas de la noche solitaria!

Les diste a nuestros padres el JARDIN
Ellos, por su desobediencia ganaron el exilio
Y fueron vagabundos
¡Eran extraños en su propia casa ¡

Tú nos diste el amor
¡NOS ENSEÑASTE A AMAR ¡
Y en un indefinible acto de compasión divina
Nos pusiste en el vientre de una madre
Que aceptó con ternura el sacrificio
De multiplicar la vida con su vida
Y de arrullar la cuna con sus besos

Antes de irte ¡OH DIOS DE TODO EL UNIVERSO ¡
A POBLAR OTROS MUNDOS
Olvidaste la ofensa
De la desobediencia humana
Diferiste tu celo
Dejando compasivo, al hombre de la tierra,
El tesoro más grande, un preciado legado:
¡LE DISTE TU PERDON Y LE OFRECISTE EL CIELO!

EN TU MAR
Wilson A. Acosta S.

Aunque mi rostro y mis ojos
nieguen con amargura
Este deseo del alma
De bañarme en tus aguas,
de navegar en tu mar
De sumergir ansioso la mirada
en las profundidades de tu cielo:
Te buscaré en los templos antiguos
y en los lejanos astros
Removeré las tumbas invioladas,
de vírgenes mulatas
Te bajaré del cielo una dulce sonrisa
Que tenga la expresión de luna llena
En noche de silencio y de misterio tropical.

Daré caricias a tus tristes pensamientos

Colmaré de color y de rimas tu universo
Y llenaré de amor todo tu continente
Al compas de una canción de ensueños
Te llenaré de sueños,
de fantásticos sueños
Que lleguen hasta lo más hondo de tus honduras
Y te hagan doler el corazón hasta el dolor.

No podrás evitar que mi palabra delirante
Rasgue cual cuchillo de acerada hoja fina
El hermetismo de tus deseos ocultos

Sobre la seda y el mármol de tu piel morena
Desandaré los caminos que me fueron prohibidos

Sabes muy bien que soy frágil velero
perdido en tu ancho mar
Que soy un ruiseñor de melodías dolientes
dichas en soledad
Un enigma en la desolación de tus amores
Un recuerdo que guardas para siempre
en tus recuerdos.

Si mis labios cerrados no esbozaren
para ti ni una sonrisa

Yo he de bajar del cielo una coreografía
de luciérnagas azules
con su danza de luces para tí
Y un rumor de lluvia pasajera
con gotas como granos de maíz
Que diluyan para siempre la amargura
Que una vez un velero trashumante
Dejó sobre el lomo de tus altas y furiosas olas
marchitando tu alegria
Y sin mirar atrás, indiferente
Izó la albura de sus velas rotas
Y atado a la frajil esperanza
de su proa ya sin brújula
Deslizó poco a poco su destino
Entre las grises brumas de tu mar.