martes, 7 de febrero de 2012





BUSCANDO A DIOS

W.A.A.S.
(Un Poema para Flavio Manuel)

Debo tomar del agua
Que rauda se desliza
Por la pendiente añeja
Que trae el largo cause
De la montaña al mar

Y del mar a las nubes
Y de las altas nubes a la tierra
De ese inhóspito cielo
que la humana ignorancia
Confunde con la morada de los dioses

¡Sólo el agua es morada de Dios!
En sus átomos transita la vida
De la montaña al hombre
Del hombre a la raíz
del árbol que frutece
Del rosal a la espina
De la espina a la carne
del mísero que sufre
Que deambula
por las veredas tristes

Quiero tomar un sorbo
De aquel cáliz sagrado
Que abre de par en par
Las puertas del misterio
Y me moje los labios
con su humedad bendita
Y me deje por siempre
en las entrañas
La divina acritud
de ese bautismo eterno

¡No es eterna la canción
del aire entre los pétalos!
¡No es eterna la rosa!
En los planes de Dios
no existió eso

Solo el amor con ansias de eternidad
ha de llorar con sus propias lágrimas
Y tras la última gota de esas lágrimas
Entonará el aire su canción inédita

Renovando el dolor que ocasionó la herida
en el costado izquierdo del Maestro
Su tortura en la cruz ¡y esas espinas!

lunes, 6 de febrero de 2012


s
UN DESALOJO “SUI GENERIS”
(Recuerdos de mi niñez)
WILSON Acosta Sosa

Es una costumbre inveterada que permanece aún en los pueblos y campos de nuestro Sur querido que las familias pobres posean en sus casas y en sus predios del campo dos, tres o más perros “criollos “de estirpe “realenga” flacos hasta los huesos, patas largas y ligeras, pelo corto color tierra, capaces de perseguir por horas su presa y con una cualidad en especial que los carácteriza: ¡EL ESCÁNDALO! Basta con que uno ladre para que se alborote el vecindario con una horrible discordancia de ladridos que se derrama como un contagio por todos los rincones del lugar…
Estos animalitos suelen tener doble vida: desde la mañana hasta las últimas horas de la tarde son mansos y dóciles, se la pasan araganeando preferiblemente en los alrededores del fogón o la cocina donde se preparan los alimentos, pero al caer la noche, cuando el poblado decide descansar de la faena diaria, por alguna razón se apodera de ellos el instinto animal en sumo grado, se aguzan sus sentidos y entran en un estado de permanente vigilia, se tornan propensos al ataque.

Se unen en pandillas, se agreden unos a otros y casi siempre se dedican a caminar tras de las hembras en celo que son olfateadas a distancias increíbles. Suelen ir tras la carroña de algún animal muerto, desapareciendo por días, para después regresar heridos y maltrechos como si hubiesen estado en un campo de batalla donde libraran una guerra a muerte…
Otros son centinelas en las noches, posesionados del frente de las casas la pasan sin dormir importunando y persiguiendo a todas las personas que por alguna razón deben transitar en altas horas las calles solitarias, estos perros parecen ser soldados entrenados, forman un frente inexpugnable que con dificultad un hombre solo puede franquear ¡ Atentos siempre al más mínimo movimiento!

Fue por eso que aquella madrugada del año 1954 cuando la estridencia del ruido inusual de un viejo vehículo de motor interrumpió la tranquilidad del Barrio de Mejoramiento Social de Neyba, no solo alborotó a la jauría que velaba desde la calle el descanso de sus amos y que decidió perseguirlo con vehemencia, sino que, tambien despertó y desveló a niños y adultos que asustados y sorprendidos escucharon voces de personas trasnochadas que pedían con insistencia la entrega de su casa, por lo que al final comprendió el vecindario que alguien había preferido las horas de la madrugada para realizar su mudanza, y que la consumación de esta les era impedida con una actitud de violencia por una persona .….
Mudarse de madrugada no era muy raro en aquellos tiempos de suprema pobreza, pero tambien de mucha dignidad, es mejor y más sincero decir que era habitual, ya que en ese entonces las familias preferían esas horas del descanso para así evitar la exposición al público de sus desvencijados enceres domésticos o como decían los mayores: “la exposición al público de su vergüenza”
. Aquellos perros famélicos del vecindario acompañaron con sus ladridos los requerimientos hechos por la familia propietaria de la casa al inquilino que con anterioridad a ese día había sido conminado a desocuparla y que prevalido de su investidura de funcionario judicial se negaba rotundamente a cumplir la palabra empeñada…
Los propietarios indignados decidieron acomodar la mudanza en la acera y la galería de la casa disponiéndose a permanecer allí hasta lograr su objetivo…………...
Resulta que en el año 1951 el gobierno de Trujillo ordenó la construcción de unas cincuenta casas o chalet para entregarlas a aquellas familias que no poseían casa propia. Fueron asignadas bajo contrato con el Estado Dominicano, exigiéndoseles a los beneficiarios que fueran familias unidas por el vínculo del matrimonio, con cierta solvencia económica que les permitiera pagar cuotas de doce pesos mensuales por las residencias de tipo A y diez pesos por las de tipo B, estas fueron declaradas como bien de familia con el interés de su protección y seguridad. La pobreza del medio determinó que en algunos de los solicitantes se obviara la exigencia relativa a la solvencia económica…Al cabo de un tiempo el gobierno las donó.
El jefe de la familia a que hacemos referencia en esta narración era un empleado de tercera categoría que había procreado con su esposa si mal no recuerdo seis o siete hijos, su estatus de empleado público le permitió calificar para la adquisición de una de las casas en cuestión.
No pasaron tres meses de su instalación en su flamante residencia cuando dicho señor, cosa que era común para la época, fue trasladado a otro pueblo del Sur por lo que alquiló la casa recién adquirida al funcionario judicial, que además, era soltero; tan pronto ultimó todos los detalles de esta operación partió con su familia al pueblo donde debía prestar sus servicios, entendiendo que le resultaba más económico solventar los gastos de la familia todos juntos. Los salarios que pagaba el Estado eran muy bajos y a Trujillo no se le podía renunciar so pena de ser declarado desafecto al régimen.
Esa madrugada aciaga nuestro hombre regresaba cancelado, derrotado, con la esperanza de que aquel inquilino al que le atribuía cualidades de ecuanimidad y de sensatez se apiadara de él y le entregara su vivienda.
Ya al llegar la tarde, cuando las quejas y las súplicas parecían inútiles y comenzaba la desesperanza a minar voluntades ante la tozuda y prepotente actitud de aquel energúmeno e insensible ser humano, de gran estatura, de tés negra, con un extravió en uno de sus ojos que le daba la apariencia de ser “tuerto”, hizo su aparición, cual Ángel caído del cielo, la abuela de aquella pobre familia dispuesta a intervenir en la tragedia.
Trajo consigo la buena mujer un arma de ataque que resultó letal, tan letal que todo el vecindario entendió que fue preconcebida, llevada con toda la premeditación a aquel escenario, y no fruto de la improvisación…………..
Alzó sus brazos como si clamara al cielo y en voz alta, con la intención de que fuera oída por todos los habitantes del barrio comenzó a decir:
¡Ay Trujillo si tú vieras esto! ¡ El atropello que un funcionario nada más y nada menos que de la justicia está cometiendo en contra de una infeliz madre de familia llena de hijos ¡
¡Quieren despojarle de la casa que usted le regaló!
¡Trujillo, alguien tendrá que decirte esto!
¡Tú le diste la casa y este señor se la quiere quitar!
¡Ay Trujillo, ven para que veas esto!
La señora se detenía en su discurso por momentos para dirigirse a sus nietos y les decía: ¡Mis hijos, digan viva Trujillo!
Los niños a coro repetían ¡viva Trujillo! ¡Viva Trujillo! Y a estos, comenzaron a unírseles las voces de casi todos los niños del barrio haciendo causa común con ellos……
Y todos al unísono, a cada petición de la dama exclamaban ¡Viva Trujillo! ¡Vivaaaaaa!
Entonces como por arte de magia el otrora señor de horca y cuchillo sufre una súbita transformación, se inquieta y el miedo se refleja en su rostro, no contaba con la sabia salida de la señora que en su retórica involucró al Benefactor de la Patria nombrándolo juez del asunto.
¡Por favor señora cállese! Exclama medio muerto de miedo . ¡Ya voy a entregarle la casa! ¡Señora no mencione al jefe en esto! ¡Ya esto se acabó!
En un santiamén el funcionario saca de la casa una pequeña cama tipo “Colombina”, una silla, una mesa rústica, su toga, sus códigos, una maleta, y haciendo entrega de la llave a la señora, contrató a un joven de los presentes para que le ayudara a transportarlos hacia el Hotel del pueblo que entonces subsistía por una subvención que le asignó el gobierno.
Iba como alma que lleva el diablo, tratando de alejarse lo más rápido posible de aquel escenario donde se invocaba el nombre de Trujillo en su contra……………..

Todos temían a Trujillo, y esas peligrosas palabras de la anciana le pusieron la piel de gallina, provocando que los escasos pelos de su negra anatomía se erizaran a causa del terror que le dominaba.
En el frente de la casa quedó la muchachada todavía exclamando vivas a Trujillo…… Mientras tanto, los perros del barrio que parecían adivinar el feliz desenlace, ahogaban con sus ladridos la alegría de todo el vecindario.
¡El desalojo había sido consumado!