viernes, 14 de julio de 2017

BALAGUER, NEIBA Y LA VENDA TRANSPARENTE

Wilson A. Acosta S.

Joaquín Balaguer fue parte de aquella camada de intelectuales que generacionalmente les tocó vivir a unos y protagonizar a otros los acontecimientos que dieron un violento término al gobierno de Horacio Vásquez. Afrontar las turbulencias políticas que surgieron como secuela del hecho consumado. Luego de que Horacio ya anciano y enfermo, se empecinara, primero, en prolongar de forma inconstitucional el período presidencial de cuatro años, para el que fue electo por el pueblo al término de la ocupación extranjera en los comicios del año 1924, a seis años. Segundo, apoyado por el interés de los corruptos de siempre, cegado por su propia cultura caudillista, no obstante las múltiples advertencias de sectores cívicos y democráticos que preveían los trágicos sucesos que acarrearía esa absurda y tozuda decisión de apegarse al mando de tal manera, que su empecinamiento en optar por la reelección habría de rebozar la copa. Fue una locura entre sus partidarios. Ante el clamor cívico de los constitucionalistas: “HORACIO O QUE ENTRE EL MAR,” fue la respuesta a esa advertencia…

El malestar creado por tan infausta decisión recorrió todo el espectro social de la vida nacional, despertando las ideas levantiscas acalladas por el gobierno de la intervención yanqui. El malestar surgió entre sus propios partidarios y aliados. La conspiración en contra de la reelección tomó cuerpo en La provincia de Santiago encabezada por Rafael Estrella Ureña, Joven, inteligente, capaz, pero bisoño en las lides de la política vernácula, influyente en la región más rica y desarrollada del país. No hay lugar a dudas, el Cibao era el motor tanto en la economía como en el aspecto social y político de la nación.

En la capital de la república respaldaba el movimiento un astuto y ambicioso general que poseía sus planes particulares, planes que había pensado y madurado con antelación; contaba con el apoyo de la mayoría de sus compañeros militares y una gran cantidad de amigos, políticos, aventureros e intelectuales, que en todo el país le seguían ciegamente. Y mucho más aún, había sido instruido para mandar con manos de hierro, por el cuerpo de marines norteamericano que gobernó por espacio de ocho años la nación. Él era un marine y se enorgullecía de ello.

Balaguer en plena juventud daba sus primeros pasos en favor de las candidaturas emergentes de Rafael Trujillo y Rafael Estrella Ureña.
Todos sabemos cómo terminó la historia…Trujillo se apoderó del poder eliminó contrarios e instauró una dictadura que duró treinta y un años.

Este hombre de armas se rodeó de la élite intelectual del momento, escritores, historiadores, músicos, poetas, políticos, como lo eran Manuel A. Peña Batlle, Américo Lugo, Arturo Logroño, Ramón Emilio Jiménez, Julio Cesar Ortega Frier, Rafael Bonelli, Alberto Fond Bernard, y Tatico Henríquez, Ñico Lora, autores de merengues laudatorios a su figura que inundaron el territorio nacional, y el joven Joaquín Balaguer entre otros no menos conspicuos dominicanos. Aquellos que se le opusieron fueron sus víctimas. Muchos como Juan Bosch y Juan Isidro Jiménez Grullón prefirieron el exilio.

Realmente, Balaguer fue entre aquellos servidores públicos de prestancia el menos conocido por el pueblo. No obstante haber desempeñado en el régimen importantes funciones públicas, se empeñó siempre en pasar desapercibido, quizás adivinando o preparando el papel estelar que años después le tenía reservado el destino tras la muerte del dictador. Para el año de 1961 a la desaparición del régimen se desempeñaba como presidente de la república designado por la voluntad omnímoda del jefe ya en decadencia. A él le tocó desde la presidencia y también desde el exilio convertirse en una de las pieza clave de la apertura hacia el ensayo de democracia que hoy disfrutamos.

Nunca olvidaré, siendo yo un niño, en una mañana del año 1951 ó 1952 desempeñándose este como Secretario de Estado de Educación Bellas Artes y Cultos Y mi padre a la sazón Síndico Municipal de Neiba, vi a este hombre pequeño de estatura, de rostro inexpresivo con un sombrero gris bien ajustado a la cabeza, un traje del mismo color, bajar de un automóvil negro conducido por un militar frente al palacio consistorial…Después del saludo de rigor, Balaguer dijo a mi padre que lo recibía: Señor Síndico, he venido a observar el solar que el Ayuntamiento ha escogido para la construcción del edificio que dará albergue a la escuela primaria e intermedia de la ciudad.

Ya en el trayecto hacia la ubicación del solar, ante la insistencia de mi padre, Balaguer le comentó lo siguiente: Le agradezco las atenciones que me ofrece, pero me regreso a la capital inmediatamente cumpla mi misión. Eso sí, enfatizó, asegúrese de que las familias que serán desalojadas sean justamente indemnizadas por el Cabildo…Ya todo ese asunto está resuelto, contestó mi padre. Recuerdo que mi padre al llegar al hogar comentó impresionado en varias ocasiones a mi madre la conducta sobria, distante, aunque cortés del Secretario de Estado.

Pasado el tiempo, décadas después de este acontecimiento discurría el último gobierno de Joaquín Balaguer, su último periodo que le fue mutilado en dos años, acción provocada por la indignación y la protesta de la oposición que denunció al mundo el fraude cometido en las elecciones. Era uno de esos domingos en que solíamos realizar tertulias la familia que vivíamos en la capital, hermanos, sobrinos, primos y amigos; ésta reunión a la que aludo, se desarrollaba en la residencia de nuestro tío Arturo Sosa Leyba…
Tras las anécdotas y las viejas historias pueblerinas surgió un tema sobre los escritores y poetas dominicanos, se hizo énfasis en aquellos bardos que dedicaron poemas a sus lares nativos, a sus héroes, sus paisajes naturales y a sus mujeres. Mi tío en medio de la conversación me dio una mirada inquisitiva y me lanzó a “Boca de Jarro” la sugerente interrogante: Oye, mi sobrino ¿será cierto que Balaguer dedicó un poema a una joven de Neiba?

Él tenía la seguridad de la certeza de su pregunta, pero con ella introducía un tema que le apasionaba, nunca escatimó un momento para criticar los gobiernos balagueristas y lo hacía a todo pulmón…. Fue un furibundo admirador de Juan Bosch.

De inmediato recordé que yo poseía un ejemplar de ° LA VENDA TRANSPARENTE° obra de Balaguer que recoge todos o casi todos sus poemas, por lo que le prometí a mi tío buscar entre sus páginas el poema en cuestión a pesar de que ya yo había leído gran parte de su contenido y había manoseado un poco el resto.
Una tarde me dispuse libro en manos a desentrañar el misterio, a confirmar o desmentir aquel reto que mi querido tío me lanzó con la intención manifiesta en el tono de su voz y en la expresión de su rostro, de ponerme a investigar algo que él ya sabía.

Y ¡oh sorpresa! Al cabo de un rato de búsqueda, en la página 76 de la obra, página que había yo visto ya un par de veces, en letras minúsculas, tan minúsculas que me dio la impresión de que fueron escritas con la aparente intención de que no fueran advertidas con facilidad, bajo el título del poema: °ROSA SILVESTRE° encontré y leí emocionado la dedicatoria: [A una niña de Neiba]…No sé porque me tomó la idea de que muy pocos neiberos conocían ese hermoso poema que la inspiración de este hombre de letras, tan lejano a nosotros puesto que era santiaguero, dedicó a una flor campesina de nuestro olvidado y querido pueblo enclavado en el territorio sur de la república.

.Ahora bien, he de rectificar en algo, si alguien había descubierto antes entre las 196 páginas de aquel libro de poemas que Balaguer dedicó a su hermana Carmen Celia esas diminutas letras de dedicatoria a una niña de neiba, a mí, se los juro, fue la inteligente pregunta de mi tío la que me indujo a encontrarlas.

El papel que jugó este hombre de Estado como intelectual y político en la vida de nuestro país comprende más de la mitad del siglo pasado hasta principios del presente siglo en que falleció.
Le tocó ocupar la presidencia de la república en varias ocasiones casi todas de manera consecutivas. Fue un gran estadista, un líder popular y una de las inteligencias más preclaras que ha parido la nación dominicana. No ahondamos en este tema por lo reciente de su ejercicio, por lo complicados y traumáticos de los hechos que incidieron en sus mandatos, que lo llevo a realizar dos etapas completamente distintas de gobierno. Pienso que ese juicio mío pecaría de apasionado en cualquiera de las dos vertientes que lo haga.

Por lo que el objeto último de estas letras tiene el único fin de hacer notar, e invitar a la vez a los neiberos amantes de la rima, a la lectura de este hermoso poema que una quinceañera de Neiba inspiró al poeta que vivió en el alma de Joaquín Balaguer.