domingo, 23 de octubre de 2011
EVACIÓN SEGUNDA
Somos mucho más que Tierra y mineral
bajo este sol candente
Bañados por sus rayos
Que han perseguido la noche de oriente a poniente
Y han hilvanado la vida con sus doradas huellas
Desde el primer día
Desde la aparición de la palabra
Desde el primer beso
Desde que el equilibrio universal
sentó sus reales para siempre.
Somos hombre y mujer hechos de barro
Con una lámpara encendida en las entrañas
Y un rio de luz circulando prisionero
Entre los huesos y las carnes humedecidas
Por el ir y venir de nuestra tibia sangre oxigenada
Dando vida a la vida y esperanza a la muerte
Soñando entre los brazos del amor
Que sana desde entonces las heridas
Y es que después de Dios solo el hombre
Discurre sobre sí
Y sobre el misterio de lo trascendente
¡Cuánta maravilla al abrir nuestros ojos!
La conciencia del hombre descubrió el universo
Por lo que yo me niego a imaginar que soy finito
Porque vivo anhelando la infinitud del cielo
Mis ansias de amar y de elevarme
no tendrán fin cuando el tiempo se agote
Y se agote la sangre que da vida
O se pudra la carne en el sepulcro
Y se pudran los huesos
Destrozando en segundos de esa hora fatal
La obra de esas manos taumaturgas
¿Y la conciencia que es una maravilla?
¡creadora de todo lo que existe!
¿Se irá también, definitivamente,
a morar al mundo de la nada?
¿Y esa lámpara de luces encendida?,
¿Después de Dios quién podrá apagarla?:
¿Una débil ráfaga de viento traerá las tinieblas?
¿Una mota de polvo en el camino,
empañará el lucero en la mañana?
O una gota del agua de aquel rio,
Que en su ciega carrera hacia el océano
Provoca tempestades,
¿Podrá rendir esas luces para siempre?
Wilson Acosta Sosa. 22-10.2011
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